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Competencia alerta de la incertidumbre que acarrea fusionar organismos reguladores y supervisores

MADRID Actualizado: Guardar
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El presidente de la Comisión Nacional de Competencia (CNC) ha expresado este martes en el Congreso las dudas que le genera el proyecto del Gobierno de Mariano Rajoy de fundir las responsabilidades que ahora ejercen los distintos organismos reguladores y supervisores en la futura Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Ante la Comisión de Economía de la cámara baja, Joaquín García ha alertado de que el Ejecutivo va a iniciar un "camino que nadie ha recorrido" hasta ahora y para el que carece de "modelos de referencia".

El presidente de la CNC, que está a punto de concluir su mandato, no ha llegado a rechazar la reforma que prepara el Ejecutivo. Pero su constante defensa de la necesidad de que España cuente con un organismo como el que dirige, sus elogios a su eficiencia e independencia y sus advertencias sobre la incertidumbre que rodea al nuevo modelo proporcionaron a los grupos de oposición munición para que sobre la reunión planeara la sombra de un cuestionamiento mayoritario del nuevo modelo.

Cuestionamiento que va más allá del puro juego político, como recordó el portavoz del PSOE en la comisión, el ex ministro de Trabajo Valeriano Gómez. La Comisión Europea, los propios organismos reguladores llamados a integrarse en la futura CNMC y las organizaciones de consumidores ya han expresado sus dudas sobre las posibles merma de eficacia e independencia que puede suponer la fusión.

“Estamos a punto de iniciar un camino que nadie ha recorrido”. “No tenemos modelos de referencia y hay que ser muy cuidadosos en el diseño de agencias públicas que mezclen labores de regulación sectorial y de supervisión de competencia”, fueron las frases de Joaquín García que avivaron este debate.

“Son dos culturas jurídicas”, resaltó García, antes de explicar que las reglas que rigen el estudio de un mercado para establecer una determinada regulación y marcos de juego económico son diferentes de las que tutelan la supervisión, que “no se cuestiona la regla, sino que observa cómo se aplica”. “Regulación tiene una cultura de generalidad y supervisión tiene vocación de dar respuesta a un conflicto puntual”, explicitó. Sobre la viabilidad del modelo, señaló que ahora su “obligación es manifestar que es un reto, no decir que es imposible”.

Falta de consenso

En un tono exquisito y sin que sonara a reproche, el presidente de la CNC recordó también que una de las virtudes que tenía la ley 15/2007, que regula la defensa de la competencia, es que “fue fruto de un amplio consenso y respaldo” político y social. Los diputados –sobre todo del PSOE, CiU, PNV, IU y grupo Mixto- entendieron que con esa afirmación Joaquín García subrayaba la diferencia con el futuro modelo, fruto de una iniciativa del PP contestada incluso con enmiendas parlamentarias a la totalidad.

En su comparecencia, García resaltó que la actual CNC, en sus cinco años de existencia, ha logrado situarse en la élite de las autoridades defensa de la competencia y ha servido de inspiración a autoridades similares como la francesa y la portuguesa. Su modelo también se ha exportado a Iberoamérica, donde ha “contribuido a la formación de seguridad jurídica” de la que se han beneficiado las inversiones españolas.

García hizo balance de la actividad de la CNC en el ejercicio 2011-2012. En ese período, impuso multas por prácticas anticompetitivas que superan los 242 millones de euros. Se trata de un montante muy elevado si se tiene en cuenta que, en sus cinco años de existencia, las sanciones impuestas por la CNC ascienden a 700 millones de euros.

El presidente aprovechó estas cifras para defender una vez más la viabilidad de este organismo: “La CNC es una institución extremadamente rentable para la sociedad, porque con un presupuesto muy reducido, de 12 millones de euros, aporta beneficios a la sociedad por una cifra que es seguramente veinte veces mayor”, resaltó.