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La jueza de la 'operación Puerto' no quiere nombres

Eufemiano contraataca al señalar al director de una fundación del CSD y se ofrece a identificar a sus clientes, pero la instructora rechaza el reto.

MADRID Actualizado: Guardar
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Eufemiano Fuentes desveló este miércoles que el excorredor del Kelme Javier 'Pipe' Gómez, presidente de la Asociación de Ciclistas Profesionales (ACP) y, hasta hoy, director general de una fundación del Consejo Superior de Deportes (CSD), era uno de sus clientes. El doctor Fuentes incluso se ofreció, si la jueza de la 'operación Puerto' se lo requería, a identificar públicamente a cada uno de los deportistas a los que trató en su consulta y fueron sometidos a transfusiones de sangre. Sin embargo, la magistrada no desea que el principal imputado en la mayor trama de dopaje descubierta en España desvele más nombres de los que ya se conocen, que son solo ciclistas, aunque Eufemiano admitió el día anterior que futbolistas, tenistas, atletas y boxeadores también recurrieron a sus servicios.

«Le reitero que estoy en condiciones de reconocer a cualquiera de los que tienen un código numérico, si su señoría me lo pide», retó Eufemiano a la jueza de la 'operación Puerto'. El abogado del Comité Olímpico Italiano (CONI) insistió a la instructora en solicitar a Eufemiano la identificación de los deportistas tramposos, pero la magistrada Julia Patricia Santamaría se negó a pedírselo expresamente al médico. «No tengo por norma protestar nada al juzgado, pero le estoy solicitando a usted que haga esa pregunta al acusado», requirió el letrado del CONI, Ignacio Arroyo. «La protesta está hecha y es suficiente», zanjó la jueza para cerrar otra cuestión considerada clave en el juicio, tras negarse a permitir el acceso al ordenador del médico.

A quien sí apuntó directamente Eufemiano, en respuesta a la pregunta interesada del abogado del exdirector deportivo del Liberty Manolo Saiz, fue a Pipe Gómez, reconocido por el cabecilla de la trama como uno de sus habituales pacientes cuando corría en el Kelme. «Sí, ha sido cliente mío. Hace tiempo», reveló el principal imputado, señalando a quien el pasado mes de diciembre se convirtió en director de la Fundación Deporte Joven del CSD y que, tras ser descubierto, puso su cargo a disposición del secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal. La estrategia de Eufemiano es contraatacar frente a las acusaciones con las mejores armas de las que dispone, que son los nombres de «todo tipo de deportistas» con los que trabajaba, aunque en el sumario de la 'operación Puerto' solo fuesen identificados 58 ciclistas. De momento, tras verse obligado a confirmar, en la jornada del martes, ya que fueron citados por la fiscal, a Roberto Heras, Unai Osa y Santiago Botero, en su segundo día de declaración delató a un dirigente vinculado a la Administración.

Manzano, «cocainómano»

Sin embargo, Eufemiano Fuentes, que fue médico del Kelme, entre otros equipos, negó haber tratado a Jesús Manzano, el primer corredor que hace ya nueve años -dos antes de que estallase la 'operación Puerto'- se atrevió a denunciar el escándalo de dopaje en el ciclismo español y que ejerce como acusación particular. Eufemiano tildó a Manzano de «cocainómano» y aseguró que por ello se negó a que se sometiese a sus tratamientos. «El consumo de cocaína era demasiado peligroso con la práctica del deporte de alta competición», afirmó el doctor canario, mientras el abogado de Manzano se plantea querellarse contra el cerebro de la 'operación Puerto'.

Respecto a la aparición de EPO en ocho de las 92 bolsas de plasma intervenidas por la Guardia Civil en mayo de 2006, Eufemiano se defendió diciendo que «la única explicación es que fuese el resto de un tratamiento que se hiciese con anterioridad» al practicado por él. «Nunca se añade nada a las bolsas de sangre extraídas», garantizó. En cualquier caso, para restar importancia, comentó que «los niveles de EPO superiores a los normales eran mínimos». «El propio Instituto de Toxicología decía en un informe que esas cantidades eran tan pequeñas que lo más probable es que no tuvieran efecto terapéutico. Que eran despreciables», sentenció.