El sargento David Fernández Ureña. / Efe
TROPAS EN EL EXTERIOR

El cuerpo del militar muerto en Afganistán llega a Zaragoza

David Fernández Ureña, de 35 años, desactivaba una artefacto casero hallado en una ruta cuando le alcanzó "de lleno" la deflagración

MADRID Actualizado: Guardar
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El cuerpo del sargento del Ejército de Tierra David Fernández Ureña, de 35 años, soltero y natural de Bilbao, ha llegado esta tarde a la base aérea de Zaragoza tras perder ayer la vida en Afganistán al explotar un artefacto casero mientras ralizaba labores de reconocimiento en una ruta de carretera en la provincia de Baghdis.

Familiares y amigos esperaban a pie de pista la llegada del féretro, que posteriormente ha sido trasladado a un coche fúnebre por algunos compañeros de armas. El Ministro de Defensa, Pedro Morenés, y la presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, también esperaban en la base la llegada del cuerpo.

Mañana se celebrarán las honras fúnebres por el militar, un acto al que acudirá el Príncipe Felipe en representación de la Familia Real, que dará comienzo a las 11.00 horas. El acto se desarrollará en el acuartelamiento 'Sangenis' del Regimiento de Pontoneros y Especialidades de Ingenieros número 12 de Zaragoza, al que pertenecía el militar desde el año 2008.

El suboficial estaba destinado en el Regimiento de Pontoneros y Especialidades de Ingenieros de Zaragoza desde 2008, y formaba parte de un equipo de desactivación de explosivos destinado en la base española de Qala-i-Naw, la capital de la provincia de Bagdhis, donde se concentran el grueso de las tropas y que España abandonará definitivamente en 2014.

Le alcanzó "de lleno"

La mortal explosión que acabó con la vida del sargento se produjo a primera hora de la mañana de ayer en la carretera que une las localidad de Qala-i-Naw y Darra-i-Bun, un trayecto conocido como ruta OPAL. Fernández Ureña acompañaba a un equipo de desactivación que lideraba un convoy del Ejército. El desplazamiento lo realizaban cada 15 días, según fuentes militares, y los «hombres tranquilos», como se les conoce en el Ejército, realizaban labores de reconocimiento de la carretera para «limpiarla» de cualquier objeto sospechoso.

Cuando se encuentra algun artefacto casero improvisado, conocidos como IED, el arma más motal de la guerra en Afganistán ya que ha causado el 75% de las bajas aliadas, se acota la zona y comienza la desactivación. Lo normal es que vayan equipos de cuatro, dos especialistas y dos de reconocimiento de área. Y, dependiendo del peligro, lo habitual es que se utilicen vehículos equipados con brazos articulados o robots.

En el caso de la explosión que ha costado la vida al sargento Fernádez todo hace indicar que trabajaban con detectores manuales que despliegan una señal de captura de IED. Por razones que se investigan, el fallecido manipulaba uno de estos artefactos cuando sobrevino una fuerte deflagración que le alcanzó «de lleno» , según fuentes militares. Nada pudieron hacer con su vida.

Otra hipótesis menos probable es que la insurgencia pusiera en práctica una de sus últimas estrategias, que consiste en colocar minas-trampa a los desactivadores que se activarían con un mal paso de estos. No es de extrañar que estos equipos son el objetivo más buscado por la insurgencia en este último tramo del conflicto, ya que son los «especialistas clave» durante el repliegue.

En el caso del sargento Fernández era su segunda experiencia en Afganistán. Había estado en 2009, por lo que fue condecorado con la medalla de la OTAN-ISAF.