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J.K. Rowling, una maga de carne y hueso

La escritora que inventó a Harry Potter se confiesa feliz: hace lo que más le gusta y ha formado una familia a la que adora

MADRID Actualizado: Guardar
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Hay algo en la mirada azul de J.K. Rowling, la escritora que inventó a Harry Potter, que transmite una profunda melancolía. Tras vender más de 400 millones de libros y convertirse en una mujer inmensamente rica, se confiesa feliz: hace lo que más le gusta y ha formado una familia a la que adora. Pero su halo melancólico salta a la vista. Es, quizá, el rastro que dejó una adolescencia infeliz, en la que terminó por no hablarse con su padre; o la muda impotencia de ver morir a su madre tras años de enfermedad (padecía esclerosis múltiple) y sufrimiento; o la agresión del hombre al que amaba, padre de su primera hija.

Cuando has conocido el fracaso más profundo y has tenido que enfrentarte al duelo desde la niñez, la felicidad también duele, como una vieja herida que se resiente con la lluvia, aunque la historia de tu éxito sea un mito moderno. Por eso, J.K. tiene ella misma algo de maga. Por su trayectoria desde la depresión y la supervivencia como madre soltera con una exigua pensión de los servicios sociales hasta el triunfo más fulgurante.

“Me consideraba el mayor fracaso de la historia”, dice sobre la época en que empezó a escribir en un apartamento de Edimburgo, mientras su bebé dormía la siesta. Y, en verdad, ¿no es magia ser capaz de sostenerse en mitad del fracaso y construir una nueva vida? ¿Agarrarte a lo único que te hace feliz y convertirlo en oro? ¿No perder la empatía a pesar de la riqueza y la adulación?

Ocurre tan pocas veces y es algo tan frágil y, al tiempo, tan vertiginoso y devastador como un conjuro en boca de un brujo principiante. Ella lo sabe. Y por eso, en su felicidad persiste la conciencia de que, en el fondo, todo es un poco irreal, incluso absurdo, y de que el éxito es el resultado de una rara alquimia que uno domina por azar. Esa conciencia es la verdadera sabiduría e ilumina la figura de los elegidos con una luz especial. Es quizá esa luz la que se confunde con la melancolía en la mirada de J.K. Y la que intenta dominar el más famoso niño mago de todos los tiempos: el conocimiento de que vivir duele. (Más información en MujerHoy.com)