FÚTBOL | PRIMERA DIVISIÓN

La clase de Özil eleva al Real Madrid

Mourinho arriesgó y acertó de pleno con los cambios para conseguir una meritoria remontada en Valladolid

MADRID Actualizado: Guardar
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La clase de Özil, en jugada y a balón parado, se sobrepuso al desastre defensivo del Real Madrid en los córners, hizo inútiles los dos goles de Manucho y elevó al equipo blanco en Valladolid, donde José Mourinho, pese a sorprender con sus arriesgados cambios, acertó de pleno. Özil, autor de un gol clave en una fantástica asociación con Benzema para impedir que el Madrid se fuese al descanso en desventaja, fue también el encargado de sentenciar al Valladolid con un soberbio libre directo al final de una segunda mitad en la que el campeón dio un obligado paso al frente, con mentalidad ofensiva y sacrificio defensivo, fue superior a un rival que fue de más a menos, y firmó una meritoria remontada.

El Madrid, aunque sigue sin jugar bien, se transformó tras el descanso, relanzado por el segundo gol en la genial acción protagonizada por Özil y Benzema, y mejoró su fútbol en un segundo tiempo en el que, salvo durante algunos minutos de descontrol, fue el dueño de la situación y volvió a salvarse por su calidad y pegada. Aun así, este equipo, al contrario que la pasada temporada, sigue sin ser capaz de dominar y mostrar la autoridad que se le exige ante rivales inferiores, y necesita demasiado esfuerzo. Le salvan las individualidades y el enorme talento del que dispone. En Valladolid fue Özil, que por si había alguna duda ya sabe que no debe dejar las faltas a Cristiano.

Casi al final de una muy mala primera parte del Real Madrid, Özil y Benzema suavizaron la ruina y volvieron a meter al equipo en el partido. Con una grandísima jugada, la mejor y la única de un equipo que, agobiado por el resultado y acuciado por las prisas, se había hartado a lanzar pelotazos sin sentido. Hasta que el alemán y el francés decidieron que era el momento de jugar por raso y asociarse para coronar con un fantástico tacón de Benzema a Özil que propició la segunda igualada. La clase se impuso en el momento más oportuno. Hasta entonces, aparte de los disparos envenenados de Cristiano, los balones en largo habían sido su único recurso ante un Valladolid que se aprovechó de la debilidad defensiva de los blancos en los córners pero, para no quedarse corto, también fracasó atrás para encajar los dos primeros goles.

En cualquier caso, el mérito del decisivo segundo empate había sido del mediapunta y del delantero centro, que a pesar de que consiguió el primer gol estuvo muy apagado, con esa apatía que destila tantas veces y que entierra la calidad que tiene. El francés estuvo en los dos tantos, en el primero de ellos gracias un robo de balón de Callejón, titular en lugar de Di María y tras el descanso fue incluso el lateral izquierdo. Mourinho apostó de salida por Nacho para esa banda, y el canterano no tuvo la culpa en los goles, pero dado que el Madrid estaba obligado a remontar el portugués estuvo valiente, sacó a Di María y sorprendió con Callejón en defensa.

Después, un segundo experimento de Mourinho cuando recurrió a Modric, para formar una defensa con Sergio Ramos por la derecha, Xabi Alonso y Pepe en el centro y Callejón en la izquierda. Con Marcelo y Coentrao lesionados, el riesgo de Essien, Arbeloa sin ser desplazado a la izquierda y Nacho fuera, la solución fue el habitual extremo derecho Callejón. Sin embargo, el Madrid que tanto había prometido en el arranque de la segunda parte, no pudo mandar como quiso y hacerse con el balón y permitió durante algunos minutos el desconcierto durante el intercambio de golpes con un Valladolid que también dio algún susto para el tercero.

Aun así, fue el Madrid, que mejoró bastante tras el descanso, el que marcó un tercer gol no subió al marcador, porque a Sergio Ramos se le anuló, al igual que frente al Betis, un gol legal. El defensa sevillano no estaba en posición ilegal, pero la jugada fue anulada y los blancos tuvieron que seguir insistiendo. No pasó sin embargo mucho tiempo, porque una genialidad de Özil de libre directo pondría el broche definitivo. Aún quedaban 20 minutos, pero con el Valladolid ya muy tocado, Mourinho decidió que era el momento de asegurar y volver a una defensa más lógica, con centrales puros y Di María en la zurda. Las pruebas le salieron bien, aunque también podría haberse llevado un disgusto si el Valladolid hubiese tenido más mordiente ofensiva. Igual que Manucho provocó al principio el pánico y la precipitación del Madrid gracias a dos saques de esquina, en la segunda mitad el equipo de Djukic apenas se aproximó a las inmediaciones de Casillas.