FÚTBOL | PRIMERA DIVISIÓN

El Madrid vuelve a exhibir pegada y relajación

Higuaín, Di María, Essien y Modric anotaron para los blancos

MADRID Actualizado: Guardar
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Dice José Mourinho que cuando el Real Madrid no juega bien, no gana, al contrario que otros equipos que tienen más suerte «en algunos detalles» (traducido, el Barça y sus presuntos favores arbitrales), pero frente al Zaragoza el campeón firmó un muy discreto partido, otro más, soporífero, para continuar con su racha de resultados en la Liga y mantenerse a ocho puntos del líder. Le bastaron dos fogonazos en un par de minutos, con goles argentinos, para resolver muy pronto y reservar fuerzas para el más importante choque europeo del martes contra el Dortmund en el Bernabéu, donde este sábado el Madrid, dejándose dominar, jugando a tirones y con escaso juego y profundidad, volvió a exhibir pegada, y también excesiva relajación.

Algo tan ajeno al espectáculo y que se ha convertido en costumbre en este Real Madrid que saca los encuentros ante rivales inferiores sin apenas esfuerzo y que se dedica a sestear cuando el marcador va de cara, cediendo el balón y concediendo demasiadas oportunidades al enemigo. Así se ganó los pitos de su afición durante una segunda parte en la que Casillas y el palo evitaron que el Madrid, echado atrás y totalmente fuera del partido, sufriese ante el empuje del Zaragoza. Se lo permitió su ventaja en el marcadod, que llegó en dos acciones aisladas al aprovechar sendos rechaces de Roberto en el único momento en el que los blancos apretaron algo en busca del triunfo. Gracias a una jugada a balón parado, y casi de inmediato, a la fe de Di María, que a la tercera, y después de un centro y dos remates, encontró portería con la zurda.

Tras el descanso, el grande fue el Zaragoza y el Real Madrid el equipo menor, agarrado a Casillas, la madera -contra la que también chocó un obús de Cristiano en el 84’-, y el árbitro, con el gol mal anulado a Hélder Postiga cuando los de Mourinho jugaban en el alambre. Al final, hasta marcó Essien en uno de los contados contraataques madridistas, cuando el Zaragoza se había merecido al menos un gol para poner en alerta a los jugadores blancos. Y cuando el choque agonizaba, también encontró portería Modric, para una goleada excesiva en el que fue uno de los partidos más flojos del Madrid en lo que se lleva de temporada. Es lo que tiene este equipo, que ya puede jugar mal o regular, que también gana, porque tiene mucha pólvora. Y sin necesidad de los goles de Cristiano, sin suerte en el remate de cabeza, aunque fue quien se encargó de despertar a sus seguidores con un trallazo de falta al larguero poco antes de que culminase un marcador tan engañoso, marcado por la eficacia.

Andando

Afalta de fútbol, sin el sancionado Xabi Alonso ni el lesionado Khedira, y con la inédita y vacía pareja Essien-Modric en el medio campo, el Madrid no fue nunca capaz de imponer autoridad ni hacerse respetar por un Zaragoza que fue a más a medida que los blancos se desconectaron en una segunda mitad en la que casi siempre se jugó en campo local. Si el Madrid había afrontado una primera parte muy cómoda, a pesar del atrevido arranque del Zaragoza, porque se vio beneficiado casualmente por las dos mejores intervenciones de Roberto, en la segunda fue superado por completo por el conjunto aragonés.

A los de Manolo Jiménez les faltó más puntería, y les sobró Casillas, para poner en verdaderos apuros a un equipo que, merced a sus goles y, a expensas de lo que ocurra en la ‘Champions’, se va distanciando de su afición con actuaciones en las que prefiere andar antes que esforzarse. Sus pérdidas de balón y su incapacidad para elaborar, con Modric tan alejado de lo que algunos esperaban de él, fueron innumerables, y ni siquiera cuando peor pintaban las cosas el Madrid fue capaz de poner algo de orden y hacerse con el control. Al contrario. Se permitió ser dominado por el Zaragoza, y en su propia casa, lo que más puede indignar al Bernabéu. Con ese doble pivote negado con la creación, pese a los intentos del apagadísimo Modric, apenas hubo detalles de un equipo que confirma día tras día que no le interesa más que ir a por la ‘décima’ y seguir sumando triunfos en la Liga que casi caen por inercia, a la espera de que pinche el eterno rival por si pudiese sonar la flauta.