«Uno acaba poniendo las cosas en su sitio y deja de preocuparse por tonterías»

Han pasado ya 10 años desde que Manuel Carrasco (Huelva, 1981) apareciera por primera vez en televisión guitarra en mano, la voz ligeramente ronca y la ilusión azul en la mirada; uno más de los chavales que pugnaban por hacerse camino en la música a través del programa Operación Triunfo. Fue uno de los supervivientes, de los pocos que consiguieron quitarse la etiqueta de ‘triunfito’ para colocarse la de músico, la de artista, palabras mayores, y desarrollar una carrera estable y de éxitos, con repercusión, giras prolongadas y discos de oro y platino. Su debut discográfico con ‘Quiéreme’ (2003) superó las 200.000 copias vendidas. El segundo, homónimo, afianzó dos años después su relación con un nutrido y fiel grupo de seguidores.

Su quinto trabajo llegó a principios de este año, ‘Habla’, un disco donde perfilaba un resumen de su trayectoria y que ahora reedita con ocho canciones extra y una colaboración con Miguel Poveda y Josemi Carmona con el que el cantante quería aportar “más hondura flamenca” y “regresar un poquito a mis raíces”, según explica. “Estoy orgullosísimo porque creo que es una buena segunda parte, tiene mucho que ver con el concepto y con el mensaje que mandé en su día y, aunque con un producción distinta, sigue la misma onda”.

Echando la vista atrás, la valoración de esta década de trabajo ha sido “totalmente positiva” para el onubense que ha logrado sentirse cada vez “más cómodo y sereno” y le ha ayudado a componer mejor, contar mejor las cosas y encontrar una forma más personal de escribir y transmitir. Además, añade, “me he hecho con un público muy fiel que siente mi manera de sentir muy suya, una maravilla porque que he podido realizarme y que la gente entrara en mi película”.

Repaso vital

Para este repaso profesional y vital, Carrasco ha pulido con mismo la reedición del disco, que sale a la venta el 20 de noviembre, y ha apostado por la calidad aún en un momento en el que muchas de las escuchas se realizan en formato comprimido o dispositivos que no permiten apreciarlo en su justa medida. De hecho, la propia orquesta sinfónica de Roma acompaña la reedición de los temas. Y la pregunta es obvia, ¿cómo se mantiene la ilusión para apostar por la calidad?, ¿se reconoce el esfuerzo? Para Carrasco, el dilema forma parte de lo que pasa ahora mismo en plataformas como la radio, donde suenan las canciones mucho más comprimidas, “pero queda siempre ese punto romántico de que la gente abra el cedé en su casa y escuche la música donde le guste hacerlo; habrá mucha gente que lo haga”.

También ha valorado la subida del IVA cultural, una medida que, en su opinión, lo hace todo mucho más complicado en un país en el que “no solo no hay un duro si no que no hay trabajo”. Escéptico con el objetivo que se persigue, considera que el único resultado que se obtenga será “que la gente acuda menos a los conciertos, que le dedique menos tiempo a la cultura, cuando creo que es algo necesario en cualquier país”. Más aún, la medida viene a agravar la situación que genera la piratería. “Desde hace muchísimos años la música es gratis para la gente, provocando que el chiringuito de la industria musical se caiga; solo se mantienen cosas que no se pueden piratear, como los conciertos. Pero creo que la gente que más va a sufrirlo son los que están empezando porque, aunque salgan algunos fenómenos de internet, son muy pocos de los miles que hay. Es muy complicado hacer una carrera con calidad desde el principio porque las compañías lo tienen difícil; el sistema está así montado en gran parte y es complicado que se mantengan con productos nuevos”.

Solidario

Además de la reedición del disco, el cantante participa con la composición de una canción en la iniciativa solidaria ‘8 palabras, una meta’, en apoyo a la lucha contra el cáncer de mama. La acción ha llevado a cabo 8 carreras a lo largo del país apoyadas por el testimonio de 8 mujeres que han pasado por la enfermedad y que ejercen como embajadoras. Mujeres que Carrasco ha definido como “valientes y luchadoras”, y de las que ha obtenido una lección de vida. “Uno acaba poniendo las cosas en su sitio y deja de preocuparse por tonterías”.