NATACIÓN SINCRONIZADA

«Hace tres años que la Federación debía haber tomado medidas»

Laura López denuncia que los responsables sabían el trato que recibían de Anna Tarrés

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La no continuidad de Anna Tarrés al frente del equipo nacional de natación sincronizada ha hecho estallar la bomba. 15 exnadadoras de la selección española difundieron por medio de una carta dirigida a los medios de comunicación cómo se sintieron mientras estuvieron bajo las órdenes de la seleccionadora.

La vallisoletana Laura López es una de las deportistas que ha plasmado su firma en la misiva. No es la primera vez que lo hace, en 2009, cuando decidió abandonar el combinado nacional, Laura ya dejó entrever que la relación de Anna Tarrés para con sus nadadoras no era la más correcta.

No fue la única que tomó la decisión de abandonar el barco ese año, otras dos compañeras más siguieron su mismo camino. Si de algo se queja ahora Laura es precisamente del revuelo que se ha montado a nivel nacional. «En su momento nadie nos escuchó. Ahora, con la destitución de Anna Tarrés sí que nos han hecho caso, pero hace tres años que debían haber tomado medidas».

Laura hace hincapié en que esta carta no es ningún tipo de denuncia. «Solo queremos contar nuestros sentimientos, lo que hemos pasado en nuestros años en la selección y dar a conocer lo que no había salido hasta ahora».

Por este motivo, Laura no se ha planteado en ningún momento denunciar a su exentrenadora. «Yo a Anna Tarrés le tengo mucho respeto, ha sido mi entrenadora durante cinco años y todo deportista tiene respeto a su entrenador. Le estoy agradecida de que me diese la oportunidad de acudir a los Juegos Olímpicos, que me costó mucho esfuerzo».

Sin embargo, el sueño olímpico fue convirtiéndose poco a poco en una pesadilla. «Hay muchas cosas de las que se han dicho en la carta que yo no he presenciado, no las he vivido personalmente y no puedo opinar, yo cuento mi vivencia, fue duro, eran entrenamientos duros, pero también me quedo con las cosas buenas y las cosas buenas son el haber estado allí, haber compartido la experiencia con mis compañeras y poder llegar donde llegué».

Un grupo unido

Laura llegó a la selección cuando solo tenía 16 años, con toda una vida a sus espaldas en la natación sincronizada y una vida entera por delante para seguir llenándola de éxitos en la piscina. No todo fue de color rosa. «Llegué a sentirme mal en algún entrenamiento», pero eso no le hizo tirar la toalla, su objetivo estaba claro y por eso aguantó: «Yo lo tenía muy claro, me iba allí con un objetivo, que era participar en unos Juegos Olímpicos. El objetivo lo cumplí, pero quería tener nuevos objetivos, hasta que decidí que lo primero era yo como persona».

Parece extraño que en todos estos años nadie haya levantado la voz. Las nadadoras, entre ellas, hablaban del trato que recibían por parte de su entrenadora. «Entre nosotras lo comentábamos, pero éramos un equipo e intentábamos aislarnos de algunos comentarios que pudiésemos oír y pensábamos que lo que Anna nos decía lo hacía para hacernos tener más picardía, más amor propio, y así inculcarnos la competitividad que se necesita para estar allí arriba».

La gota que colma el vaso

Laura cumplió su sueño, estuvo en unos Juegos Olímpicos y se hizo con una medalla de plata en Pekín, sin embargo, poco después, llegó el momento que la hizo decir basta.

Anna Tarrés, delante de las compañeras de Laura, le dijo: «No vas a ir a recoger la medalla de bronce de la Real Orden del Mérito Deportivo porque eres inferior a las demás del equipo». Esa fue la gota que colmó el vaso de la nadadora. «No me voy por el tema de la medalla, ese fue el detonante para decir 'no puedo más', para saber que primero estaba yo como persona».

Laura tomó la decisión y se lo hizo saber a sus padres, que la apoyaron en todo momento, horas después habló con la seleccionadora para anunciarla su decisión de dejar la selección. «Hablé primero con mis padres, les dije que quería tomar esa decisión, que no podía estar más allí, que me había cansado y ellos me dijeron que la decisión que iban a apoyar era la que yo tomase. Si esto lo hablé con ellos al medio día por la tarde se lo dije a Anna Tarrés. Ella me dijo que si era mi decisión que adiós».

Cinco años de convivencia día a día no sirvieron para que la seleccionadora se interesase en saber los motivos de este abandono, ni siquiera se paró a hablar con Laura para conocer el por qué de la decisión. «No me animó ni trató de convencerme para que me quedase. Yo me esperaba que hablase más conmigo, pero si ella creyó que no era necesario o que no era importante lo respeto».

El fin justifica los medios

Después llegó la dejadez de la Federación de natación. Laura, tras su retirada, escribió una carta en la que expuso los motivos de su abandono, pero nunca obtuvo respuesta. «Mandé una carta a la Federación, nunca me contestaron y al ver que no me contestaban di otra carta en mano al presidente de la Federación. Tampoco recibí ninguna contestación. La contestación que han dado a otras de mis compañeras es que había resultados y que eso lo justificaba».

Laura, agobiada por la repercusión que la carta ha tenido, no quiere entrar más a fondo en el tema. «Nosotras, con la carta, quisimos que fuese un mensaje remitido por todas, que no se individualizara. Queremos que sea una carta conjunta, que el mensaje fundamental que hemos querido llevar es que luchamos por un deporte ético y moral, que es un deporte muy complicado donde se pasa muchas horas entrenando y qué menos que trabajar bien, a gusto».

Y, sobre todas las cosas: «Esto se tenía que saber antes o después. Queremos que esto no se vuelva a repetir y que la Federación, sabiéndolo, no lo consienta».