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Valdés regala media Supercopa

Iniesta puso en bandeja el título hasta que un grave error del portero local permitió al equipo de Mourinho acercarse en el marcador

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El Barça de Tito fue el mismo que el Guardiola y Mourinho regresó al fútbol mezquino en una primera parte infame en el Camp Nou, pero cuando el recital de Iniesta había recuperado gran parte de la Supercopa para el campeón, un ridículo error de Valdés, burlado por el suplente Di María, regaló medio título al Real Madrid. El repaso azulgrana a los blancos no se vio correspondido con goles por falta de remate. Agonizaba el primer asalto cuando el Madrid, que ya había logrado su único objetivo (marcar en la ida), se encontró con un inesperado segundo tanto que acerca la Supercopa a la capital. El Barça puso el fútbol, la ambición y la intensidad, pero el Madrid tuvo capacidad para resistir, y también suerte al final. El Barça no tuvo ‘punch’, Valdés fracasó, y el Madrid no solo sobrevivió, sino que vuelve a casa con un resultado que deja la Supercopa muy abierta y con la moral de los blancos relanzada gracias al portero azulgrana.

Dio las gracias el Madrid por sobrevivir en la primera parte porque, sin jugar a nada, acobardado ante el espectacular fútbol de siempre del Barça que convirtió ese periodo en un monólogo, solo permitió entonces tres remates azulgrana. El Barcelona apabulló a los blancos, pero ese dominio insultante no se reflejó en el marcador porque con el Madrid echado por completo atrás, a los locales les faltó crear más ocasiones, y puntería. No la tuvo Messi, y Casillas se encargó de desbaratar otra de Pedro, cuando los de Mourinho estaban jugando demasiado en el alambre para intentar aguantar con la portería a cero.

Con las únicas sorpresas en los onces de Callejón por Di María y Adriano por Jordi Alba, el Madrid salió con buena intención en el arranque, pero ese planteamiento que prometía solo le duró cinco minutos. Lo que tardó el Barça en pegarse el balón al pie para no dejar de elaborar y someter a un rival mezquino que, encerrado en su campo, solo pensó en contener. Complicado lo tenía ante la capacidad de Xavi e Iniesta para crear juego y la chispa de Messi, y mucho más, sin Pepe, a quien el Madrid echó muy en falta. También acusaron los blancos su pobre nivel físico. Ni siquiera asustó algo el Madrid a la contra, porque con Cristiano, Benzema y Özil tan bajos de forma, la defensa liderada por Piqué nunca se vio en problemas.

Al contrario que la del Madrid, que necesitó una y otra vez la ayuda de sus centrocampistas para intentar minimizar el brillante juego de un Barcelona un punto por encima en el terreno físico. Siempre con el balón en su poder, el Barcelona no dejó de crecer, mientras el Madrid se empequeñeció ante el constante empuje azulgrana. Como un equipo muy menor, y con Coentrao sufriendo en la banda derecha ante Dani Alves, aunque el portugués al menos salió airoso en los mano a mano frente a Alexis. Hasta el cambio de Pedro por el chileno y el empate del tinerfeño, por ahí flaqueó el Barcelona, a quien Villa da por la izquierda un plus muy superior, bastantes más variantes de ataque, en esa ofensiva casi imparable en la que se acusó más claridad de ideas y contundencia. Porque con la lección azulgrana lo lógico habría sido que el Barça se hubiese ido al descanso con al menos un gol a su favor. Y, por supuesto, sin encajar ninguno, porque el Madrid no tuvo en esa mitad ninguna.

Se agradeció que el Madrid se olvidase tras el descanso de esa actitud tan mezquina y diese un paso al frente. Se encontró más cómodo, el Barcelona se encontró sin la pelota, y también pareció dar un bajón físico, acompañado por el pequeño subidón anímico que experimentaron los blancos cuando pisaron y jugaron en campo contrario. Y a la primera, a balón parado, Cristiano dio otro golpe en el Camp Nou, a pase de su mejor asistente en terreno azulgrana, Özil. Sin embargo, mientras los blancos aún estaban de fiesta, con la defensa fuera de sitio, Pedro, en posible fuera de juego, controló ante Coentrao y fulminó con la diestra. El choque tan aburrido en la primera parte ganó en intensidad y alternativas. El Barça había dejado de tener ocasiones, pero se encontró con otra par de genialidades de Iniesta, hasta que Valdés echó casi todo por tierra. Queda la vuelta, y para el Madrid ahora pinta mejor.