Marion Maréchal-Le Pen, nieta del fundador del Frente Nacional y sobrina de Marine Le Pen. / Jean-Paul Pelissier (Reuters)
FRANCIA | ELECCIONES LEGISLATIVAS

La extrema derecha vuelve a la Asamblea Nacional

El Frente Nacional logra dos escaños, aunque su líder, Marine Le Pen, ha sido derrotada en la circunscripción de Hénin-Beaumont

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Con sus dos nuevos diputados, el Frente Nacional vuelve a la Asamblea Nacional francesa, de la que estaba ausente desde 1997, aunque la líder del partido de extrema derecha, Marine Le Pen, ha sido derrotada en el norte del país.

Medio siglo después de que el fundador del FN, Jean-Marie Le Pen, entrara en la cámara baja del Parlamento en 1956, otro miembro de la dinastía Le Pen ha obtenido un escaño.

Marion Maréchal-Le Pen, una estudiante de derecho de 22 años de edad, nieta de Jean-Marie y sobrina de Marine Le Pen, ha sido elegida en Carpentras (sureste) y será la diputada más joven de la Asamblea Nacional. "El objetivo ha sido alcanzado muy ampliamente; está aún más arriba de la estima que ya tenía por ella", se ha felicitado su abuelo.

Marion Maréchal-Le Pen tendrá como compañero de partido en el Parlamento al mediático abogado Gilbert Collard, también electo en una triangular en el sureste de Francia, bastión de la extrema derecha desde hace 25 años. "Quiero hacer oír la voz de un pueblo que está harto. Tendré una misión de rompepelotas democrático", ha declarado tras su elección.

Marine Le Pen ha saludado el "enorme éxito" de su partido, que ha cosechado "resultados espectaculares". Sin embargo, la dirigente se ha llevado una gran decepción al perder por estrecho margen ante el candidato socialista en Hénin-Beaumont, una circunscripción del norte de Francia devastada por la desindustrialización y el desempleo. El candidato socialista Philippe Kemel ha obtenido 50,11% de los votos y Marine Le Pen 49,89%, es decir 118 votos de diferencia, según las cifras oficiales comunicadas.

Aparte del período 1986-1988, en el que tuvo un grupo parlamentario de 35 diputados en la Asamblea Nacional gracias a un sistema de elección proporcional, el partido ultraderechista solo había logrado hasta ahora tres escaños en unas legislativas organizadas según el modo actual, mayoritario y uninominal a dos vueltas. "Cabe preguntarse si este modo de elección es democrático", ha denunciado el portavoz del FN, Florian Philippot, reiterando una posición recurrente del partido frente a un sistema electoral que le es muy desfavorable. No obstante, el presidente socialista François Hollande prometió introducir una dosis de proporcionalidad en las legislativas de 2017.

El impulso de las presidenciales

La extrema derecha se ha beneficiado de la dinámica creada por las elecciones presidenciales. Marine Le Pen recibió el 17,9% de los votos el 22 de abril, el mejor resultado de su familia política en unas presidencials. En la primera vuelta de las legislativas, el pasado domingo, el FN sumó el 13,6% de los votos. Y sobre todo, el Frente Nacional ha logrado en estas legislativas provocar un debate abierto en la derecha sobre una eventual alianza electoral que podría amplificarse en el futuro.

"La recomposición de la vida política está en marcha", ha proclamado Marine Le Pen, que quiere atraer a una parte de la derecha para "reunir en torno al Frente Nacional a una gran fuerza alternativa al socialismo". Tras la primera vuelta de las legislativas el pasado domingo, la derecha abandonó la doctrina del "frente republicano", que consistía en retirarse en beneficio del candidato rival mejor posicionado para vencer al del Frente Nacional.

En lugar de eso, la conservadora UMP, mayoritaria en la Asamblea Nacional saliente, se decantó por la estrategia "ni-ni", (ni FN, ni izquierda), lo que Marine Le Pen saludó como "un avance apreciable".

El FN puede también felicitarse de otra victoria: la difuminación de la frontera ideológica entre la derecha clásica y la ultraderecha, iniciada con la agresiva campaña del ex presidente Nicolas Sarkozy, derrotado el 6 de mayo por Hollande. Durante su campaña, varios candidatos de la UMP destacaron su convergencia con el FN en ciertos "valores" como "el control de la inmigración".