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Samuel Sánchez, en el tobogán de la vida

Ganó la contrarreloj final de la Vuelta al País Vasco y en la general aventajó en 12 segundos a Joaquim Rodríguez.

OÑATI Actualizado: Guardar
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Ha sido una vida detrás de una carrera. Samuel Sánchez ha perseguido a lo largo de su periplo profesional un sueño, difuso a veces, real en otras, un sueño que siempre se le escapaba, en algunas ocasiones cuando parecía muy cercano, hasta este año. Los sueños no son reales, aunque en determinadas circunstancias y comportamientos adquieran un realismo del que termina uno despertándose de forma brusca. Un despertar que en ocasiones es alegre por lo que nuestra mente nos ha hecho vivir, en otras nos hace sentirnos aterrorizados y, en algunas, desmoralizados.

Samuel tuvo un despertar dulce en la meta de Oñati. Había atrapado esa idea que siempre se le escapaba imponiéndose en la contrarreloj final de la Vuelta al País Vasco y también en la general, con 12 segundos de ventaja sobre el líder, Joaquim Rodríguez, y 24 con respecto a Bauke Mollema, que se coló en el tercer puesto del podio.

Es un ciclista vivo, listo, intuitivo, cerebral, muy profesional, 'perro' en el sentido ciclista del término, pero muy bueno. Hace once años que falleció su madre, Amparo, que no pudo disfrutar de ninguna de sus victorias.

Ninguna contrarreloj se parece a otra. No solo cambian los recorridos. Los rivales aparecen y desaparecen, llegan nuevos nombres, ciclistas con hambre de triunfo, de labrarse un nombre en esta profesión. El recorrido que vieron los corredores en Oñati no les hizo dar saltos de alegría precisamente. El trazado se complicó más por la lluvia. Joaquim Rodríguez y Samuel Sánchez se iban a jugar la Vuelta. Para los dos era una buena contrarreloj, con muchos recovecos.

Se vio muy rápido quienes querían, o necesitaban disputar la etapa, y quienes iba a evitar arriesgarse a una caída. Ni Tony Martin ni Chris Horner se metieron en la pelea. Los tiempos no engañaban. En el kilómetro 9,8, a mitad de recorrido, el mejor crono era el de Bauke Mollema, con 14.47.

Samuel Sánchez cedía cuatro segundos y Joaquim Rodríguez, dieciséis. Desde ese momento, la diferencia entre los dos primeros de la general aumentaría.

Cuando quedaban cinco kilómetros, en la tercera parte de una contrarreloj en la que había de todo, con diversos tipos de recorrido, eran diecisiete lo segundos de ventaja que tenía Samuel . 'Purito' lo llevaba francamente bien. Solo cedía ocho segundos. Más no se le puede pedir. En contrarrelojs complicadas demostró que puede defenderse con dignidad. Fue en ese final de carrera donde los segundos aumentaron: 19, 20, 21...

Cuando la tensión se convierte en algo insoportable es el momento en el que se ve a un ciclista. Samuel midió muchos sus movimientos en la bajada hacia meta. Joaquim Rodríguez, también.

Un despiste, una caída, significaba despedirse de la carrera. Las diferencias ya estaban hechas. Se trataba de no perder lo conseguido. Samuel lo bordó. Con sosiego, mientras las pulsaciones desbordaban su corazón, con una tranquilidad ficticia, estaba ganando una prueba que parecía, con el paso de los años, un imposible para él.

El cierre de la Vuelta al País Vasco se convirtió en un salto al abismo, en un tobogán de pasiones, de intereses. Para ganar la carrera había que arriesgar. Se cumplieron los peores augurios: llovió, hizo frío. Las bajadas se convirtieron en un peligro.

Se hizo justicia

Quien quería vencer debía de arriesgar y esa tesitura martirizó las mentes de quienes tenían algún interés en la prueba. Arriesgar podía conducir a perderlo todo, a quedarse sin nada. Samuel Sánchez tenía por delante la ocasión de su vida. Y no la desaprovechó.

Tony Martin se había caído mientras inspeccionaba el recorrido por la mañana. La lluvia añadido más dificultades a la crono y la convirtió en muy peligrosa, un peligro excesivo, que podía dejar a algún corredor con su temporada cercenada por una caída.

Samuel había sido dos veces tercero en la prueba, en 2003, y en 2007. En 2006 ganó dos etapas, salió de líder en la contrarreloj de Zalla y en una etapa que conocía perfectamente se estrelló. En 2009 acabó segundo. Después de conocer todos los escalones del podio ha llegado al primero. Siempre ha sido un ciclista de maduración lenta. Lleva ganadas siete etapas.

Antes de comenzar la carrera decía: «Yo no me puedo considerar favorito para ganar la prueba. Favorito es alguien que ya sabe lo que es ganar la Vuelta». Ahora, cuando le pregunten, sí podrá decir que es favorito.

Hemos estado en una Vuelta al País Vasco en la que Samuel y Joaquim Rodríguez han ganado cuatro etapas, las más importantes, en la que entre los quince primeros solo han estado ellos entre los ciclistas españoles.

Si ampliamos la búsqueda, nos encontramos a Dani Navarro entre los veinte mejores. Un gran escaparate que por detrás tiene poca consistencia. Ha sido la Vuelta al País Vasco de Samuel Sánchez y Joaquim Rodríguez.

Una carrera que ellos han encumbrado a lo más alto, en la que no han tenido rivales. Por eso, la general final ha hecho justicia, con los dos. Se lo han ganado.