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Los siete pecados de la reina del pop

Visto lo revuelto que está el patio de divas, Madonna se pone seria y reclama lo que es suyo en este 2012

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Madonna lo tiene complicado. Al menos, más que hace 10 años. El trono de la Reina del Pop sigue siendo indiscutiblemente exclusivo de sus reales posaderas, pero después de una década de discos más bien irregulares y un puñado de buenas canciones enfocadas a la pista de baile puede ocurrir que: a) se despierte un buen día y vea cómo el resto de las ninfas del pop han crecido; o b) comprobar con horror cómo estas se han destapado como feroces fieras de exultante sensualidad y eficacia contrastada a la hora de vender discos por todo el globo (con las técnicas inventadas por Madonna). ¿Suena de algo? Estamos en 2012 y, en la tele, la radio e internet proliferan princesas para todo tipo de público con la lección bien aprendida de la maestra.

Visto lo revuelto que está el patio de divas, Madonna se pone seria y reclama lo que es suyo en este 2012: a sus 53 años, estrena su primera película tras pasearla estos meses por todos los festivales y recibir las críticas como quien tiene la piel a prueba de balas; anuncia disco con gira mundial y es posible que matrimonio –el tercero ya– con el junior de 24 años Brahim Zaibat, según la prensa británica. Teniendo en cuenta que aún está caliente su firma en un contrato para tres discos, a millón de dólares estimados por cada uno, todo indica que aún hay Madonna para rato. Una vez prohibido el uso del tópico 'la última reinvención de la Reina del Pop' en estas páginas, urge preguntarse quién es esa chica hoy y qué tiene que ver con aquella 'material girl'. En el fondo, ya les adelanto, estamos ante el mismo animal de siempre: un fabuloso ejemplar de la supervivencia digno de estudio.

1. ENVIDIA: Guerra de rubias

Un repaso rápido al panorama femenino musical ayuda a entender el lugar actual de Madonna en el star system. Con inocencia e imaginación, Katy Perry domina al público de instituto con su “'op rosa chicle', cantando sobre fiestas y borracheras y corazones a punto de estallar por culpa de los cambios hormonales. Más macarra, Rihanna se ha terminado mudando al equivalente musical de los barrios periféricos, el territorio asfaltado del nuevo 'choni pop', marcado por relaciones dramáticas con tuneadores de coches, el falso lujo y toneladas de tinte flúor ideal para ese chunda-chunda que sale del maletero.

En el otro extremo, Adele y Beyoncé parecen de la aristocracia: elegantes y preciosas, siempre bien tiesas en sus sillas. Y luego están las que realmente podrían suponer una amenza, un parricidio en toda regla: Britney Spears y Lady Gaga. La primera sigue al pie de la letra las enseñanzas de la Reina Madre del Pop: cuando no tienes cómo reinventarte y cuando no tienes nada profundo ni siquiera interesante que decir, pon a la gente a bailar, siempre funciona. La segunda es la heredera de la etapa más oscura de la cantante de 'Like a virgin', aquella artista travesti, dominatrix, vestida con tacones y cuero que jugaba con crucificos y hábitos de monja. Si Spears es la mini Madonna de los años 90, Lady Gaga es la viva imagen de la artista en los negros 80. Cuidado, rubia, que estas otras (rubias) vienen con muchas ganas. Más información en MujerHoy.com