Cortesía digital

Sin maneras no hay manera

Tenemos dos vidas, la real y la digital, tan diferentes entre sí que se impone aprender un código de conducta virtual. ¿Quieres ser la más educada de la Red?

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Felices tiempos aquellos en los que la máxima preocupación sobre nuestro saber estar digital consistía en no usar las mayúsculas indiscriminadamente (equivalen a pegar un grito) o a no permitir que nuestros e-mails se enviaran con aquel descuidado asunto: “Re: de Re: de Re: de Re:…”.

En este momento la vida social digital es mucho más sofisticada, tanto que tu mundo virtual (tus amigos y seguidores de la Red) pueden estar enfadados contigo y tú ni siquiera te has enterado. Y viceversa, puedes haberte disgustado con todos ellos sin que nadie haya caído en la cuenta de que estás molesta. Porque en internet no está tan claro qué es desparpajo y qué es falta de respeto, qué es desidia y qué es retraso, qué es ser cool y qué es ser un irresponsable.

Veamos: ¿deberías enfadarte si tras una discusión cara a cara alguien te pide disculpas por Whatsapp? ¿O podrías exigir, al menos, una llamada? O si mandas un SMS y un día después todavía no has recibido respuesta, ¿debes insistir, o, por el contrario, considerar la “no comunicación” como una contestación?

Otra cuestión, ¿puedes sentirte engañada si quedas con alguien que has “conocido” en Meetic y cuando te encuentras en la cafetería de tu barrio resulta que la realidad no tiene nada que ver con aquella magnífica foto de perfil en el que tu interlocutor aparece cinco años más joven y con 10 kilos menos? ¿Y tienes derecho a sentirte marginada si por culpa de Facebook te acabas de enterar de que todos tus amigos van a quedar el próximo sábado sin contar contigo? Y por último, ¿procede pedir explicaciones a una persona si deja de seguirte en Twitter?

Todos quisiéramos tener respuestas a estos dilemas, pero parece que solo tenemos preguntas. Y, desgraciadamente, no hay expertos ni manuales que nos ayuden. Con menos de 10 años de experiencia en estas lides estamos aprendiendo sobre la marcha.

La solución: métete de cabeza en este mundo cuanto antes (si te apetece), experimenta y haz lo que te dicte tu intuición, partiendo de la base de que tampoco es 100% infalible en la vida digital, porque las reglas las estamos escribiendo entre todos, aquí y ahora. Los intentos de códigos de Net etiqueta (el protocolo a usar en la Red) quedan obsoletos antes de ver la luz, porque internet odia las reglas y ama el presente.

TERRITORIO SIN LEY. En los tempranos noventa, la que podríamos considerar la Belle Epoque de internet, el uso de las redes sociales era anecdótico y elitista, los smartphones aún no se comercializaban y solo teníamos que lidiar con el e-mail, los foros, los chats y los SMS. Todo iba más lento y no se jugaba a tres o a cuatro bandas. De esa época naïf (1994) es el hecho. La buena noticia es que en la Red todo (el odio y el amor, el éxito y el fracaso) parece leve y fugaz. Más información en MujerHoy.com