FÚTBOL | PRIMERA DIVISIÓN

El Madrid responde en Getafe con autoridad

Sergio Ramos dio la victoria a un líder impreciso pero sólido que también luchó contra el viento

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En su camino hacia el título, a este Real Madrid no le frena nadie. Ni el viento, ni el frío, ni los rivales inferiores que antes le ponían en demasiadas dificultades en sus estadios y ahora tienen que rendirse ante la superioridad y la ambición de un equipo que, con más o menos brillo, mayor o menor contundencia goleadora y, decisiones arbitrales al margen, va lanzado a por la Liga. Frente al Getafe el líder fue de más a menos, no jugó un buen partido, porque el clima también jugaba en su contra, y solo pudo ganar gracias a un gol a balón parado de Sergio Ramos. Sin embargo, fue suficiente para continuar con una triunfadora racha ganadora, que con los tropiezos de Levante y Racing ya olvidados, solo ha sido capaz de cortar el Barça. En campos como el de Getafe es donde se ganan las ligas, y el Madrid respondió, sin brillantez, pero con sacrificio.

Sin los lesionados Di María, Khedira y Marcelo, no hubo una sola sorpresa en el once de Mourinho, que prefirió la contención de Lass antes que al 'jugón' Granero para acompañar a Xabi Alonso y le dio resultado.

También volvió a alinear juntos a Özil y Kaká, con los que nunca ha perdido el Madrid cuando han coincidido, y aunque el alemán -dio el pase de gol- y el brasileño apenas tuvieron algún destello, dieron un paso más en su recuperación física y anímica. No entraron demasiado en juego en un partido en el que se bregó en el medio campo y en el que el líder, con su presión adelantada, salvo en los balones aéreos y a balón parado, anuló por completo al Getafe. Al equipo azulón, plagado de bajas importantes, le faltó fe y también 'punch' arriba. Como suele ocurrirles a los pequeños, el Getafe perdonó su primera gran ocasión, casi nada más arrancar el encuentro, en un error defensivo de los blancos, y después cayó sin remedio ante el poderío y la solvencia de los madridistas.

Penalti y teatro de Pepe

Tras ese susto tempranero, no tardó el Madrid en demostrarle al Getafe que el partido iba a ser suyo. A la contra, como sucedió en muchas ocasiones tras el descanso, o dominando, como ocurrió durante casi todo el encuentro en el que aunque los blancos tuvieron excesivas imprecisiones en ataque, pero confirmaron su enjundia y oficio. Perjudicado por las fuertes rachas de viento, el Madrid no tuvo brillo, pero sí suficiente solidez y mando, ya antes de abrir el marcador. Después de que Miguel Torres cortase con disimulo un intento de internada de Özil que no fue sancionado y de que Cristiano reclamase un penalti cometido por Cata Díaz, no tardó en llegar el gol. Ya que la elaboración era más complicada que otras veces, tuvo que ser a balón parado. Sacó el córner Özil a la cabeza de Ramos, y el sevillano se elevó ante todos para colocar la pelota lejos del alcance de Moyá, que en la segunda parte salvaría al Getafe ante dos remates de media y corta distancia de Cristiano, Benzema e Higuaín.

Al igual que Puyol da goles al Barça, el central madridista no quiso ser menos, para despejar el camino hacia una nueva victoria de carácter y superioridad, más que de relumbrón.

Con un clima tan desapacible y ráfagas de vendaval, pese a la clase de los madridistas, como era previsible, el partido tenía que ser feo, sin chispa. Cuando se puso por delante, al Madrid le bastó con destruir las tímidas intentonas de Casquero y compañía, y no quiso pisar el acelerador más de la cuenta. Cierto es que en algunos momentos los blancos se confiaron en exceso, porque sin disponer de muchas ocasiones, no fueron capaces de cerrar el choque cuando tuvieron llegada. Se lo impidió Moyá.

Se echó en falta más disparo, y no solo de Cristiano, que ahora está bastante más retraído a la hora de rematar, cuando antes se lo quería jugar todo, aunque no tuviese puntería. En este aspecto, salvo Ramos, falló todo el equipo, bien por el viento, o porque en más de una ocasión el blanco estuvo muy desviado, como le pasó al desconcertante Coentrao, cuando el Madrid se estaba arriesgando con sus acciones defensivas. En una de ellas, Pepe cortó con el brazo en el área un disparo y lo peor no fue que cometiese penalti, sino que se tiró como si el balón le hubiese pegado en el cuerpo. Otra muestra antideportiva del central portugués, que después se llevaría una tarascada de Arizmendi, cuando el Getafe había dejado ya de padecer. E incluso hizo sufrir algo al Madrid, que acabó el partido encerrado en su área para defender un córner. Por suerte para el líder, no sonó la flauta en esa última jugada.