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Induráin: «No será fácil mantener la forma»

El exciclista piensa que acertar con la preparación será clave con tantos eventos

PAMPLONA Actualizado: Guardar
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Miguel Induráin pudo llegar con el Tour de Francia a Pamplona, en 1996, en el que sería su último año como corredor en activo, sin el maillot amarillo y con Bjarne Rijs de líder, pero nunca vivió una salida de la Vuelta a España en esta ciudad. No fue el mejor Tour para llegar a su casa, pero llegó. Sí estuvo en dos llegadas de la Vuelta como corredor, pero no en la última, hace 18 años. Ahora podrá vivir la carrera sin la responsabilidad de tener que estar encima de una bicicleta.

Va a intentar disfrutar del ciclismo como simple aficionado: «Cuando a 'Chente' García Acosta y a mí nos dijeron que pensáramos en un recorrido por Pamplona, lo primero que se nos vino a la cabeza fue uno duro, por Roncesvalles, Erro y el norte de la comunidad. Tuvimos que cambiar nuestra idea inicial porque los organizadores de la Vuelta no querían que hubiese demasiada dureza para empezar».

Explicaba Induráin que en Navarra se puede hacer una etapa que «no envidiaría en nada a las que hay por Asturias en cuanto a dureza». «Cuando vuelva la próxima vez la carrera, si está al final de la prueba, entonces sí se podría hacer una gran etapa de montaña. Vamos a tener las dos primeras etapas en Navarra, una contrarreloj por equipos y una primera etapa en línea. Contar con un acontecimiento como la Vuelta a España en Navarra es un motivo de orgullo. No todos los años se puede tener en casa un acontecimiento de ese nivel», apuntó.

Sobre la carrera en líneas generales, opina: «La Vuelta de 2012 me gusta, porque tiene un recorrido que es lo que actualmente demanda la afición. Todo el mundo me pregunta lo mismo: '¿Qué hubieras hecho tú en este recorrido?' Y no me queda otro remedio que contestar: 'Centrarme en el Giro y en el Tour'. Porque está claro que este trazado, con diez llegadas en alto y sus consiguientes bonificaciones, no hubiera sido nada bueno para mí».

Carrera con identidad

Más sinceridad imposible en un corredor que fue una figura mundial: «Será una Vuelta a España muy complicada, porque todos los días habrá algo. Es verdad que las etapas son, en su gran mayoría, cortas, pero eso es también sinónimo de nerviosismo, de tener que estar muy atento a lo que pasa todos los días, lo que supone no estar ningún día tranquilo. Es lo que quieren los aficionados. La carrera tiene ya su identidad y no hay más remedio que amoldarse en estos tiempos tan difíciles para todos».

Para un gran especialista contra el crono como él, tantas llegadas en alto supondrían un martirio: «Es verdad que los escaladores parten con una ventaja clara en un recorrido como este, aunque lo importante será el espectáculo. Con el recorrido que hay es algo que está garantizado. Prácticamente todos los días puede pasar algo».

«Para los corredores va a ser una Vuelta muy complicada. Y no solo por la dureza y las muchas llegadas en alto, sino porque tendrán que llegar en forma, ya que en las primeras semanas hay cuatro llegadas en alto, y luego hay que aguantar hasta el final, porque a un día de Madrid se llegará a la Bola del Mundo. Todo eso sin contar con las tres etapas seguidas de montaña que hay en el norte. Es mucho tiempo para mantenerse en forma», reconoce. Indurain advierte del peligro de la acumulación de competiciones: «Quienes lleguen del Tour y de los Juegos Olímpicos, estarán cómodos la primera semana, pero veremos si pueden aguantar toda la prueba al mismo nivel. Les quedarán las etapas de Asturias, la Bola del Mundo... No va a ser fácil para nadie mantener la forma durante tanto tiempo. En mi opinión, esa es la clave de la carrera: hay que llegar bien, pero sin pasarse, porque de otra forma no llegas al final. Y eso es complicado».