Los últimos disturbios han provocado una bajada en el turismo. En la imagen, un mercadillo vacio en El Cairo./ Efe
ANÁLISIS

Egipto irá a las urnas el 28 de noviembre

MADRID Actualizado: Guardar
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Los egipcios irán a las urnas el 28 de noviembre, prácticamente dos meses día por día a partir de hoy, para elegir un parlamento, el primero genuinamente democrático y plural desde la creación del régimen vigente tras la caída de la monarquía en 1952.

Es cierto que los militares nacionalistas que entonces tomaron el poder – el dúo Naguib-Nasser – eran populares y dispusieron de fuerte respaldo social, pero no lo es menos que en nombre de la seguridad nacional y el ambicioso programa previsto (con la nacionalización del canal de Suez cuatro años después) aconsejaron crear un partido único, la “Unión Socialista Arabe” que fue cambiando de nombre y terminó siendo el “Partido Nacional Democrático” que, bajo la férrea dirección del presidente Mubarak llegó hasta febrero de este año.

Tal vez no es casual que la última elección organizada por el PND tuvo lugar también un 28 de noviembre, el del año pasado, y fue, según un juicio unánime, la más fraudulenta de todas y el escándalo tan grande que algunos empiezan a ver en la burda operación una de las causas finales de la chispa que en febrero iba a liquidar al régimen mediante una inesperada revuelta popular sin jefe conocido y sin programa, solo inspirada por la previa insurrección popular en Túnez.

Tarde, pero a tiempo

Una franja no desdeñable de los militantes democráticos que hicieron el cambio (vista en Occidente como mucho mayor de lo que realmente es y representa porque sus activistas, jóvenes y desinhibidos, se expresan en Internet) se impacientaba con el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que, bajo la jefatura del mariscal de campo Mohamed Hussein al-Tantawui, gobierna provisionalmente el país. Y una de sus peticiones era un calendario electoral ya… pero tras cambiar la ley electoral.

Se cambió la ley y estas facciones y otras más sólidas pero menos dicharacheras, explicaron que, en efecto, un cambio radical era preciso porque, con revolución y todo, el control político y social en el mundo rural, el hábito de ser retribuidos por votar esto o aquello y las viejas redes clientelares están muy arraigados todavía. Y eso beneficiaría a los partidos muy grandes como los Hermanos Musulmanes (que concurrirán con su “Partido de la Libertad y la Justicia”) y sobre todo al técnicamente extinguido PND del depuesto Mubarak, una gigantesca maquinaria bien implantada en todo el país.

Bajo esta presión social y política, la Junta militar y su ministerio del Interior negociaron cambios en la previsión y solo cuando se alcanzó algo bastante parecido a un acuerdo y tras variar la redacción inicial de la Ley electoral ser anunció la fecha anhelada: el 28 de noviembre. En cuatro palabras, los 498 diputados serán elegidos desde 83 circunscripciones con dos escaños cada una y en la que habrá candidatos individuales y en otras 46 con seis escaños cada una para listas de partidos. Un híbrido poco entendible en Occidente, pero con cierta tradición local y que, en todo caso, dará una cámara muy representativa.

La gestión militar

Los militares y singularmente su jefe, el mariscal Tantawui, parecen sinceramente deseosos de dejar el poder cuanto antes y han adoptado un perfil muy bajo, como el de un abuelo severo que vigila que el gobierno vaya cumpliendo sus deberes mientras él se ocupa de la seguridad nacional y la política exterior ampliamente entendidas y vela por el orden público. Eso explicaría que los uniformados, asustados a veces por los desbordamientos previsibles (como el del asalto a la embajada israelí en agosto tras una demostración de neo-opositores reunidos en la plaza Tahrir) hayan mantenido la vigencia de la Ley de Emergencia, por completo antidemocrática y juzguen sin tregua a todo revoltoso que la infrinja: tics militares…

Pero, según una generalizada opinión, los uniformados están manejando la situación con altura de miras, destreza táctica y solvencia política. Alejados de todo caudillismo hay razones para creer que Tantawi, estimado incluso cuando era ministro de Defensa de Mubarak (su hoja de servicios como joven oficial en las guerras con Israel le hizo popular) no tiene ambiciones políticas. Un rumor nacido de que ayer se dio, vestido de civil, un paseo por la calle “para estirar las piernas” fue tomado por algunos imprudentes como algo parecido al principio de una autopropulsión al escenario pre-electoral. Fue desmentido de inmediato…

La gestión militar, llena de dificultades, puede parece lenta a los impacientes. Si se atiende a lo que entiende lograr, la instalación de un régimen democrático elegido tras un cambio traumático, su calendario es corto y su diligencia considerable. La segunda cámara, una especie de Senado, será elegido el 28 de enero y las presidenciales no tienen fecha y es lógico que así sea y se deje su fijación para los señores diputados y la sacrosanta opinión pública. Para entonces el mariscal de campo se evaporará y con él sus oficiales y, si todo sigue como hasta ahora, podrán hacerlo con el clásico … “misión cumplida”.