Juan José Gómez de Quintana de Suances sujeta un código QR. / RC
EDUCACIón Y NUEVos MEDIOS

Suspenso en tecnología

Ordenadores y pizarras digitales van incorporándose a la enseñanza pero aún hay centros totalmente 'analógicos'

MADRID Actualizado: Guardar
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Ordenadores portátiles, pizarras digitales, netbooks, tablets Son términos que poco a poco comienzan a instalarse en la realidad escolar. Desde mediados de 2000, la enseñanza primaria y secundaria ha ido modernizándose para adaptarse a las nuevas tecnologías. Lo ha hecho adscribiéndose a programas piloto que ponían en marcha el Gobierno y las comunidades autónomas y que impulsaban la presencia de Internet en las aulas y la existencia de un ordenador para cada alumno. ¿Será, pues, el curso que arranca el de la enseñanza 2.0 para todos? Es poco probable, ya que ante ese mar de oportunidades, hay institutos que han optado por lanzarse al agua y otros que, sencillamente, han preferido invertir sus recursos en otras necesidades.

Pero más allá de las dificultades económicas, convertir la escuela en un centro adaptado también supone un quebradero de cabeza para los profesores. «Requiere un esfuerzo suplementario, reciclarse y ponerse al día», explica el director del Centro de Tecnologías Ituarte, en L'Hospitalet, Miquel Ángel Prats. Suele corresponder a los profesores más duchos en la materia la labor de mostrar a sus colegas todas las herramientas y sus posibilidades.

En este sentido, resulta «lógico» que haya «ciertas reticencias e inseguridad» por parte del profesorado debido a que la llegada de estas nuevas tecnologías acaba poniendo en evidencia «unas prácticas y unas formas de dar clase propias del siglo XIX». Y esto es positivo porque «nos exhorta a organizarnos de forma diferente», explica el también maestro. En otras palabras, aún hay quien imparte clases de geografía con mapas en dos dimensiones, «cuando hay pizarras digitales que nos permiten acceder a Google Earth».

Es solo una de las aplicaciones de la PDi, una suerte de soporte multimedia que, además de hacer las veces de pizarra tradicional, permite cargar todo tipo de aplicaciones. El Colegio de Educación Infantil y Primaria Federico García Lorca de Colmenar Viejo, en Madrid, es uno de los centros que cuenta con este tipo de herramientas en todas sus aulas. «Ya no podemos pasar sin ella», señala su directora, Carmen Rodríguez, antes de alabar sus ventajas: «Son mucho más precisas, ya que nos permiten, por ejemplo, dibujar pentágonos al milímetro. Además, nos ayudan planificar y gestionar las tareas mucho mejor y son capaces de recordar en qué punto dejaste la clase el día anterior». Desde el punto de vista del alumnado, una de las principales ventajas es que «los chicos vienen más motivados, debido a que han nacido con estas tecnologías en la mano». Aun con todo, Prats matiza: «Es cierto que los alumnos tienen mucha pericia con la tecnología, pero también cuentan con serios problemas para seleccionar la información por la red». Es aquí donde resulta vital que alumnos y profesores vayan de la mano.

En el caso del profesor de Tecnología Raúl Reinoso, un blog cubre gran parte de estas necesidades. Dice Reinoso que la irrupción de las nuevas tecnologías le ha facilitado preparar e impartir las clases. «La posibilidad de publicar información de forma sencilla y la proliferación de herramientas y utilidades que te permiten mostrar imágenes, vídeos y documentos han dado lugar a que se desarrollen auténticas plataformas de aprendizaje en torno a blogs del profesorado», explica desde el IES Juan José Gómez de Quintana de Suances, de Cantabria.

Allí, más de la mitad de los alumnos tienen sus propios dispositivos portátiles, ya sean ordenadores, tablets o netbooks.

Conscientes de las ventajas

Reinoso, coordinador de las TIC en su instituto, es muy consciente de las ventajas que aportan al mundo de la enseñanza estas nuevas herramientas. Para empezar, habla de los «recursos ilimitados» que se pueden encontrar en Internet. Pero hay mucho más. «No es lo mismo hablar sobre las centrales nucleares con una foto y un texto que mostrar una animación sobre su funcionamiento», apunta. Por otro lado, la comunicación entre profesor y alumnos mejora radicalmente y «los chavales adquieren mayor destreza trabajando con los ordenadores». Un asunto, este último, al que Prats presta especial atención, dado que se les familiariza con el entorno laboral. Además, «facilita la alfabetización».

Así las cosas, cabe preguntarse en qué posición se encuentra la mayoría de escuelas. «Lo cierto es que el panorama es muy diverso y depende de cada autonomía», responde Prats. O lo que es lo mismo, en pocos kilómetros a la redonda conviven centros escolares totalmente tecnificados con otros donde la pizarra y la tiza siguen siendo la tónica habitual. Y aunque el número de ordenadores va creciendo en las aulas, hay otros problemas. «Nosotros tenemos 270 alumnos con netbooks y otros 144 ordenadores portátiles, pero cuando tres o cuatro clases se conectan a Internet a la vez, la red se cae», se lamenta el director del IES Torre Atalaya de Málaga, Santiago Cabello. Está claro que es toda una revolución, pero la falta de experiencia, de medios y de un impulso decidido por parte de la administración aplazará un tiempo que todos puedan participar de ella.