EL PAPA, CON LOS JÓVENES

El Escorial, hervidero de vocaciones

Benedicto XVI se lamenta ante 1.600 religiosas del "rechazo al cristianismo"

MADRID Actualizado: Guardar
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El Monasterio de El Escorial se convirtió ayer en un hervidero de vocaciones, al ser elegido por Benedicto XVI como escenario para recibir a 1.600 jóvenes religiosas de cerca de 300 congregaciones.

En un ambiente festivo, el papa fue recibido por las monjas -cerca de 400 de clausura-, muchas de las cuales vieron amanecer de camino a esta localidad, a 50 kilómetros de Madrid, en plena Sierra del Guadarrama.

El murmullo nervioso de las jóvenes religiosas, vestidas con todo tipo de hábitos, y las miradas a la puerta de acceso al Patio de los Reyes acabó con la llegada del pontífice. Haciendo la ola, cantando y aclamando a Benedicto XVI, las presentes dieron rienda suelta a su júbilo. La situación pareció, incluso, sorprender al papa, que no pudo reprimir una sonrisa.

Mensaje a las hermanas

Benedicto XVI se dirigió a las hermanas un mensaje en el que destacó que frente a su consagración "se constata una especie de 'eclipse de Dios', una cierta amnesia, más aún, un verdadero rechazo del cristianismo y una negación del tesoro de la fe recibida, con el riesgo de perder aquello que más profundamente nos caracteriza". Por ello, dijo, que "frente al relativismo y la mediocridad, surge la necesidad de esta radicalidad que testimonia la consagración como una pertenencia a Dios".

El papa hizo un repaso en la "misión que Dios ha querido confiaros" desde contemplativa hasta "los diversos caminos de vida apostólica, en cuyos surcos germina la semilla evangélica" en la educación de niños y jóvenes, el cuidado de los enfermos y ancianos, el acompañamiento de las familias, "el compromiso a favor de la vida, el testimonio de la verdad, el anuncio de la paz y la caridad, la labor misionera y la nueva evangelización". Por todo ello, el pontífice dijo a las religiosas que la Iglesia "necesita de vuestra fidelidad joven arraigada y edificada en Cristo".

Benedicto XVI recibió también en la Basílica del Monasterio a un millar de profesores universitarios. Allí denunció una "visión utilitarista de la educación, también la universitaria, difundida especialmente desde ámbitos extrauniversitarios". El papa advirtió que los criterios pragmáticos y utilitaristas conducen se corre el riesgos que van "desde los abusos de una ciencia sin límites, más allá de ella misma, hasta el totalitarismo político que se aviva fácilmente cuando se elimina toda referencia superior al mero cálculo de poder".