Varios manifestantes llevan un cartel con el rostro de Hosni Mubarak. / Reuters
tensión en egipto

Mubarak se mantiene en el poder pero cambiará todo el Gobierno para silenciar las protestas

Ha afirmado que "la soberanía será devuelta al pueblo" y ha recalcado que las "metas no pueden ser alcanzadas con la violencia"

EL CAIRO Actualizado: Guardar
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Las protestas que se iniciaron el martes en Egipto y que se convirtieron el viernes en una auténtica revolución que desafiaba el toque de queda, han causado las primeras consecuencias. El presidente egipcio, Hosni Mubarak, ha decidido reemplazar al Gobierno actual por otro que asuma nuevas funciones. Sin embargo, durante su intervención en televisión, la primera desde que arrancaran las protestas contra su régimen, Mubarak no ha mencionado la idea de abandonar la presidencia del país árabe.

"He ordenado que renuncie el Gobierno y que sea formado mañana otro, para que adopte nuevas funciones", ha afirmado Mubarak en su mensaje, pronunciado a las 00.15 hora local (22.15 GMT de ayer). El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, había telefoneado a su homólogo horas antes para instarle a que llevara a cabo las reformas necesarias para que regresara la paz a Egipto. La Casa Blanca ya había anunciado que revisaría en los próximos días la ayuda que provee a Egipto y que asciende a 1.500 millones de dólares.

En su discurso, el gobernante, de 82 años, ha dicho que era consciente de las demandas de reformas políticas, sociales y económicas que han llevado a los ciudadanos a salir a la calle, pero ha insistido en la necesidad de mantener la seguridad bajo control. "Hay una línea muy estrecha entre la libertad y el caos", ha afirmado el presidente egipcio.

A pesar de que las protestas se han centrado en las últimas horas en pedir la renuncia de Mubarak, en el poder desde 1981, el gobernante egipcio no ha expresado ninguna intención de renunciar al poder. "Soy consciente de las aspiraciones en favor de más democracia, el combate del desempleo, la lucha contra la pobreza y el combate de la corrupción", ha afirmado Mubarak.

"Pero los objetivos que se buscan -ha añadido- no pueden ser logrados por la violencia, sino por el diálogo nacional y esfuerzos que unan a las partes". Ha hecho un llamamiento especial a los jóvenes "para trabajar por el interés de la gente". "Incendiando los bienes no se puede satisfacer las aspiraciones de la gente", ha añadido.

Al menos 29 muertos

Lejos de lograr su propósito, el de calmar a la población para que volviera a casa, las palabras de Mubarak han calentado más los ánimos de los manifestantes que aún estaban en las calles, y también se ganaron las críticas de los grupos de la oposición.

Según el recuento de fuentes médicas, al menos 29 personas han muerto en las ciudades de El Cairo y Suez por las protestas políticas que se han registrado este viernes. Los heridos se cuentan por centenares, tanto en El Cairo como en Suez, los dos lugares donde se han registrado los incidentes más violentos que estallaron al final de las oraciones del mediodía del viernes.

La cadena qatarí de televisión Al Yazira ha dicho que sólo en El Cairo 16 heridos que estaban ingresados en hospitales próximos a la plaza de Tahrir perecieron por las lesiones recibidas. En la ciudad de Suez, mientras tanto, murieron 13 personas que habían participado en las manifestaciones públicas, según el recuente hecho por la cadena emiratí Al Arabiya.

Las manifestaciones, que estallaron el pasado martes y se intensificaron el viernes, fueron convocadas por grupos de la oposición, primero para exigir reformas políticas y en las últimas jornadas para pedir directamente la renuncia del presidente egipcio, Hosni Mubarak, en el poder desde 1981. Los momentos más violentos se produjeron poco después de que los egipcios salieran de las mezquitas para cumplir con los rezos del viernes y antes de que se declarara el toque de queda en El Cairo, Alejandría y Suez, a partir de las 18.00 hora local (16.00 GMT).

A partir del toque de queda, muchas fuerzas policiales que estaban en las calles se retiraron, mientras el Ejército, cuya asistencia fue requerida por Mubarak, comenzó a desplegarse en puntos estratégicos de esta capital. Al contrario que la Policía, los militares que llegaron a las calles de El Cairo fueron aclamados por los manifestantes, que inclusive se subieron pacíficamente a algunos tanques.