Vladímir Nekliáev, tras ser golpeado en una carga policial. / Reuters
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Los opositores a Lukashenko tratan de tomar la sede del Gobierno bielorruso

Las encuestas, que dan por ganador al presidente con entre el 72 y el 89% de los votos, han desatado la ira de los activistas

MOSCÚ Actualizado: Guardar
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La policía bielorrusa ha logrado dispersar las manifestaciones de la oposición, tras violentos enfrentamientos en los que han resultado heridos dos de los nueve candidatos que han desafiado al actual jefe de Estado, Alexandr Lukashenko, en las elecciones presidenciales en Bielorrusia.

Varios miles de manifestantes se han enfrentado a efectivos antidisturbios en un intento de asaltar la sede del Gobierno, donde trabaja la Comisión Electoral Central (CEC) y que acoge además las reuniones del Consejo de Ministros y de las dos cámaras de la Asamblea Nacional. Vitali Romashevski, candidato a la presidencia, resultaba herido en estos enfrentamientos cuando los manifestantes rompieron varias puertas y entraron en el edificio, pero no consiguieron traspasar las barricadas levantadas en el interior.

Tres horas antes otro candidato opositor, Vladímir Nekliáev, sufrió una lesión cerebral al ser agredido por la policía. La televisión rusa ha mostrado cómo Nekliáev y varias decenas de acompañantes fueron bloqueados y detenidos por la policía, luego sonaron estruendosas explosiones y hombres vestidos de negro arremetieron contra ellos a porrazos, tirando a todos al suelo con la cara hundida en la nieve.

En cierto momento los manifestantes incluso obligaron a retroceder a las fuerzas del orden, que se replegaron de la plaza. "¡La policía está con el pueblo!", coreaban los manifestantes, pero su jubilo resultó prematuro. Esta vez fueron las tropas del Interior, reforzadas por carros blindados, las que emprendieron el ataque. El grupo de manifestantes más aguerrido fue aislado y neutralizado, concentrado junto a la entrada a la sede del Gobierno. Mientras, columnas de policías, armados con porras y escudos, fueron cortando el resto de la multitud, dividiéndola en grupos aislados, fáciles de dispersar, hasta conseguir desalojar la plaza.

16 años en el poder

La oposición salió a la calle después de que las encuestas oficiales y los primeros resultados oficiales parciales dieran una abrumadora victoria a Alexandr Lukashenko, en el poder desde hace 16 años. De acuerdo con las encuestas, Lukashenko habría obtenido más del 72% de votos, mientras que los primeros parciales le otorgaban un 10% más. "Nosotros conocemos otros resultados. Según la encuesta a pie de urna, efectuada por la agencia rusa Inside, Lukashenko obtuvo un 37,8% y sus rivales juntos, un 42%", ha declarado el candidato opositor, Yaroslav Romanchuk.

La Comisión Electoral Central prohibió la divulgación de los resultados de todas las encuestas salvo las tres autorizadas, que dieron la victoria a Lukashenko. Los manifestantes opositores exigían anular los resultados de las elecciones, que han calificado de fraudulentas, y la convocatoria de nuevos comicios presidenciales y parlamentarios "de acuerdo con las normas de la OSCE".

A la espera de la reacción internacional

A diferencia de anteriores comicios, esta vez Lukashenko se ha esforzado bastante por mantener las apariencias y hasta permitió a sus nueve rivales aparecer en la televisión. Pero ya el jueves su paciencia se agotó, y el 'batka' ('padre') descargó sus iras contra los observadores internacionales. "Quiero que me oigan los presidentes de las comisiones electorales y no permitan a nadie fotografiar, sellar, firmar, afirmar. (...) Sus decisiones serán apoyadas por la fuerza", advirtió. Fue el segundo día de la votación preliminar, que la oposición considera como principal instrumento de fraude y en la cual, según datos oficiales, emitió su voto mas del 23% del electorado. También entonces fueron impedidos los intentos de la oposición de controlar lo que ocurría en los colegios.

Gobierno y oposición aguardan la reacción de la Unión Europea, que hace cuatro años impuso sanciones contra Lukashenko por falsificar las elecciones de 2006 y reprimir a la oposición, pero más tarde congeló su aplicación. Pero algunos países comunitarios, especialmente los vecinos de Bielorrusia, empiezan a perder la paciencia. "Entiendo que estén hartos de mí. Pero sean cuales sean los cambios, Bielorrusia seguirá fiel a su actual política, incluso si hay otro presidente. Otra cosa sería inaceptable para el pueblo", ha aseverado Lukashenko.