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Del ‘anti Barça’ a ‘the special five’

'Mou’ queda marcado por la debacle pero Florentino confía en el liderazgo del técnico para levantar al equipo

MADRID Actualizado: Guardar
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El ‘manotazo’ al proyecto de Mourinho no derivó en una vuelta al trabajo de los blancos para analizar la humillación histórica, hacer terapia de grupo y conjurarse para avanzar en el campeonato a la espera del clásico de la segunda vuelta, dentro de cinco meses. Todo eso llegará en el entrenamiento del miércoles, cuando ya se pueda empezar a hablar no sólo del concierto memorable del Barça sino también del próximo sábado, del Valencia, y de las decisiones de la UEFA en relación a las expulsiones provocadas en Ámsterdam.

La debacle no alteró el plan inicial del Madrid. Este martes, sus jugadores y cuerpo técnico ‘disfrutaron’ de un día libre, de una jornada de reflexión. Lo hicieron después de una noche vergonzante para su afición por diversos motivos. Por la puesta en escena acomplejada, por la incapacidad en el juego, por la actitud del equipo, por el meneo del gran rival, por el mal perder de hombres como Ramos, por la desactivación del ‘efecto Mourinho’, que en cuestión de horas ha pasado de ser el ‘anti-Barça’ al ‘the special five’ para parte de la afición y crítica, y por la huida de los jugadores sin dar la cara.

Salvo Xabi Alonso, ‘cazado’ a pie de campo sin que le diera tiempo a recibir el mandato de ‘retirada silenciosa’, los merengues se escondieron. Ni una declaración en la zona mixta, ni una comparecencia en los programas radiofónicos nocturnos, ni una explicación a la afición en el aeropuerto del Prat, donde los futbolistas fueron increpados por una veintena de aficionados, o en el vuelo de regreso. Como es habitual, Florentino Pérez no volvió con la expedición oficial. Lo hizo en su avión privado.

Impotencia

Los mensajes fuera de micrófono, ya sea a través de redes sociales o de comentarios de seguidores a través de la página oficial, recurren a un sinfín de ‘clásicos’ para levantar el ánimo. Sólo son tres puntos, en noviembre nunca se pierde la Liga, los grandes equipos se forjan en las grandes derrotas, queda un mundo por delante, la gloria del Madrid consiste en no caerse nunca o, en todo caso, los grandes siempre vuelven a levantarse...

Al margen de chismes, el proyecto del Madrid se tambalea pese a que los cimientos parecían muy sólidos. Como confesó Mourinho, el Barça representa un producto muy bien acabado mientras que a su equipo todavía le queda mucho camino por delante. Tras sufrir la mayor afrenta deportiva de su carrera como técnico, Mourinho insistió en su discurso previo. Era un choque importante entre dos rivales directos pero en ningún caso decisivo para la Liga. El portugués estuvo elegante. No buscó excusas y reconoció que el 5-0 supuso un “justo premio” para el Barça y “merecido castigo” para el Madrid. Lo que menos gustó a sus superiores fue su proclamar aquello de “una derrota fácil de digerir”. Aunque explicó que desde el principio se vio quién iba a ganar y que, por lo tanto, no hubo tensión en el banquillo, titulares así después de tan severa derrota dañan la imagen blanca.

Mourinho habló de “impotencia”, pero no cargó contra ningún jugador en concreto, prohibió salir a llorar y apeló a la voluntad de ganar. Confió en que no se produzca un derrumbe psicológico del equipo --esa tarea supone gran reto a partir de ahora-- y recordó que el curso pasado el Inter fue pasado por encima en la fase de grupos de la ‘Champions’ y luego regresó al Camp Nou para noquear al Barça en semifinales. “¿Quién sabe si volveremos aquí este año?”, se preguntó con tono desafiante. El director general, Jorge Valdano, busca lecturas positivas. Asegura que “esta lección” les servirá para “aprender y madurar”, y niega que pueda tratarse de un golpe definitivo porque “queda mucho camino para recomponerse”. Enfatiza que “el Madrid es “un equipo para hombres, que saldrá a flote”.

Retratados

El golpetazo deja secuelas. La primera en ‘Mourinho’, al que el club no cuestiona pero del que sí se critica su planteamiento en el primer gran partido del curso. No se entiende que jugase en función del rival, con Di María casi de lateral zurdo y Marcelo como tercer central. Tampoco que cambiase de banda a Cristiano y las incorporaciones de Lass y Arbeloa cuando ya estaba todo perdido. No tuvo capacidad de respuesta, un plan B. Todos los jugadores suspendieron pero algunos quedaron retratados. A Marcelo se le vuelve a ver como un defensa incapaz de responder en los partidos grandes, con lagunas tácticas. Sergio Ramos sufrió como un condenado a la hora de tapar su banda y propino una patada a Messi que le marca. El manotazo a Puyol y la bronca con Xavi, otro colega de la selección, le condenaron.

El centro del campo fue una calamidad. Igual que le ocurrió a Alemania en las semifinales del Mundial, Khedira y Özil quedaron a años luz de los Busquets, Xavi o Iniesta. El ‘tunecino’ arrastraba problemas físicos pero ni destruyó, ni anticipó, ni construyó. Y al ‘turco’ se le reprocha que no rinda igual lejos de casa que arropado por su gente en el Bernabéu. Di María tampoco fue ese futbolista profundo y decidido de las primeras jornadas. Recordó más al tipo apocado e irrelevante que representó a la Argentina de Maradona en Sudáfrica. Cristiano sigue sin hacer el partido soñado en una cita cumbre y mención especial para Benzema. Estuvo ausente del Camp Nou. Ni entró en juego, ni presionó la salida del rival. Su abulia resulta ya insoportable para el madridismo.

Preocupan y, mucho, los problemas en la espalda de Higuaín. Si el argentino tuviera que pasar por el quirófano, ya se busca otro ‘9’. Hugo Almeida, el tanque portugués del Werder Bremen, es el que más suena. Le representa Jorge Mendes, considerado el ‘otro director deportivo’ del Madrid. Lleva a Mourinho, Di María y Carvalho, nuevos este año, además de a Pepe y Cristiano Ronaldo.