La presidenta, junto al féretro de su marido. / Efe
luto político

Argentina despide a Néstor Kirchner

La capilla ardiente con los restos mortales del ex presidente fallecido ayer de un infarto abre sus puertas en la Casa Rosada, sede del Gobierno del país

BUENOS AIRES Actualizado: Guardar
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Argentina está de duelo. La muerte del ex presidente Néstor Kirchner ha conmocinado al país, que se ha echado literalmente a la calle para mostrar su cariño y rendir homenaje al que fue su mandatario entre 2003 y 2007. Miles de personas han guardado cola durante toda la noche para dar su último adiós al ex mandatario, cuya capilla ardiente ha abierto sus puertas a las 10 de la mañana, hora local (15.00 hora española) y permanecerá así 24 horas, en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos de la Casa Rosada, sede del Gobierno del país, que ha decretado tres días de luto.

Arropando el féretro del difunto ex presidente desde el primer momento se encontraban su hermana y ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, junto a otros miembros del gobierno, gobernadores y dirigentes gremiales y de organizaciones humanitarias. Una hora después de la apertura de las puertas de la Casa Rosada, ha hecho su primera aparición pública desde que se conociera la noticia del fallecimiento, la viuda, Cristina Fernández, arropada por sus hijos, Máximo y Florencia, y su madre. Vestida con un traje negro, gafas oscuras y un bolso negro, Cristina permanece de pie junto al féretro del que fue su marido durante 35 años, recibiendo numerosas muestras de cariño del pueblo argentino.

Mientras, el desfile de ciudadanos que quieren despedirse del que fuera su presidente es incesante, así como los aplausos, las palabras de ánimo a la presidenta y los gritos de "Néstor, Néstor", "Néstor no se murió, Néstor vive en el pueblo" y "Vamos Cristina" que rompen constantemente el silencio de la sala. Pero para conseguir entrar en la sede del Gobierno hay que soportar una larga fila que se ha formado en un flanco de la Plaza de Mayo, situada al frente de la sede gubernamental, histórico escenario de multitudinarias manifestaciones de todo tipo donde hoy se acumulan flores y pancartas de condolencias a la mandataria y de homenaje a Kirchner. Las autoridades han habilitado las dos puertas del frente de la Casa Rosada para que los ciudadanos puedan entrar y salir, mientras que por una explanada del lateral ingresarán los mandatarios y dirigentes que acudirán a la ceremonia funeraria. Asimismo se ha acondicionado especialmente una sala de la planta baja, vecina a la del velatorio, donde Fernández recibirá las condolencias de los presidentes sudamericanos que ya han comenzado a llegar a Buenos Aires.

El primero en aterrizar en la capital argentina ha sido el mandatario boliviano, Evo Morales, quien se ha declarado "huérfano" tras la pérdida del ex presidente. Poco después, llegaba el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, promotor de la candidatura de Kirchner para la secretaría general de la Unasur, quien ha lamentado la muerte de "un extraordinario presidente y un queridísimo amigo". También el presidente chileno, Sebastián Piñera ha lamentado el fallecimiento de Kirchner a su llegada a las exequias y ha dicho que su muerte supone "una pérdida para toda América". En Argentina se encuentra ya también el presidente de Uruguay, José Mújica, para despedir a Kirchner, mientras que en las próximas horas se espera la llegada de los jefes de Estado de Colombia, Juan Manuel Santos; Paraguay, Fernando Lugo; Venezuela, Hugo Chávez; y Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Quien no asistirá a despedir a Kirchner es el vicepresidente argentino, Julio Cobos, quien desde 2008 actúa como opositor y ha optado por enviar sus condolencias a su viuda y jefa del Estado, Cristina Fernández.

Un país conmocionado

El cuerpo del ex mandatario llegaba, junto a su esposa y a su hijo Máximo, en torno a las dos de la madrugada a Buenos Aires procedente de El Calafate, en el sur del país, donde falleció ayer de un infarto. La hija del matrimonio, Florencia, viajaba desde Estados Unidos para reunirse con su familia y despedir a su padre, que será enterrado en un panteón familiar del cementerio de Río Gallegos, su ciudad natal.

Mientras, en el corazón de Buenos Aires se organizara una espontánea y multitudinaria concentración en la Plaza de Mayo para expresar su pesar por la repentina muerte del ex mandatario y dar apoyo a su esposa, la presidenta Cristina Fernández. "Fuerza Cristina", "Te vamos a apoyar" y "Kirchner vive en nosotros" fueron algunos de los mensajes que portaban los manifestantes. Al acto, convocado a través de las redes sociales, se sumaron ministros, dirigentes políticos, gremialistas, artistas y líderes de organizaciones de derechos humanos. Las Madres y las Abuelas de la Plaza de Mayo se presentaron con sus tradicionales pañuelos blancos, los mismos que usaron para reclamar por sus hijos y nietos desaparecidos durante la dictadura (1976-83). Los asistentes afirmaban que habían ido para expresar su pena, o como un homenaje al ex presidente. Otros para mostrar su respaldo a la mandataria.

Un político de raza

La muerte sorprendió a Kirchner, jefe del gobernante Partido Justicialista (PJ, peronista) y diputado nacional, cuando acariciaba la idea de volver a competir por el sillón presidencial en las elecciones generales de 2011. Aunque mantenía la incógnita, en las últimas semanas encabezó numerosos actos en distintas provincias del país para fortalecer al gobierno ante los comicios, desoyendo los consejos de los médicos que le recomendaron rebajar su actividad y el grado de tensión que le caracterizaba tras las dos intervenciones coronarias que se le habían practicado en los últimos meses.

El ex jefe de Estado, un político de raza, combativo y controvertido, supo mantenerse en la primera línea tras abandonar su cargo de mandatario, al que llegó tras ser alcalde de su ciudad natal, la patagónica Río Gallegos, y tres veces gobernador de la provincia de Santa Cruz. Numerosos gobernantes y dirigentes internacionales han lamentado el fallecimiento del ex gobernante argentino, entre ellos el presidente de EEUU, Barack Obama; el jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, el Rey de España, el Príncipe de Asturias, o el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.