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Agustí Vila cosecha una dispar acogida con 'La mosquitera'

El realizador barcelonés retrata a una familia disfuncional, asolada por las taras emocionales, incapaz de reconocer los terribles problemas que les rodean

VALLADOLID Actualizado: Guardar
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Una mezcla de aplausos y pateos fue el recibimiento dispar que cosechó el realizador barcelonés Agustí Vila en la Semana Internacional de Cine de Valladolid con La mosquitera, su segundo largometraje de ficción, que llega 12 años después de Un banco en el parque. Los aplausos se repartieron a partes iguales con pateos al término de la primera proyección en el festival de un film que, en palabras de su director, es “una comedia sobre la imposibilidad de la tragedia, sobre una familia que no se permite el lujo de aceptar la parte trágica de la vida”.

La mosquitera retrata una familia catalana absolutamente disfuncional, cuyos miembros viven asolados por las taras emocionales. El cabeza de familia es Miquel (Eduard Fernández), un fetichista reprimido que está casado con Alicia (Emma Suárez), una ilustradora llena de dolor que sólo ha publicado un libro. Los dos viven junto a Luis, su hijo adolescente, un muchacho apocado que no regala una sola sonrisa en toda la película, víctima de la sobreprotección de la madre, que le consiente dar cobijo a una pléyade de perros y gatos callejeros en casa.

En la periferia de la casa aparecen la hermana de Alicia (Anna Ycobalzeta), incapaz de asumir en solitario la educación de su hija pequeña; los padres de Miquel (Fermí Reixach y Geraldine Chaplin), ella presa del alzheimer y el padre con tendencias esquizofrénicas; el mejor amigo de Luis (Àlex Batllori), obsesionado con Alicia; y la criada de la casa (Martina García), capaz de todo por cuidar a su hijo.

Y con esos mimbres Vila ha construido una comedia tremendamente arriesgada, donde todos los personajes se mueven por el filo del precipicio sin miedo a caer a vacío. “Escribí el guión como una comedia, y haciéndolo me di cuenta de que la técnica es muy similar a la que se emplea en los dramas. Pretendía hacer una comedia que apretara las tuercas”, apuntó el realizador, que citó dos límites entre los cuales quería ubicar su trabajo: Woody Allen en un extremo y Todd Solondz en el contrario, con el cine de Luis Buñuel en su etapa mexicana como referencia absoluta.

Una base “estrictamente realista”

“Cunado estábamos trabajando en la postproducción , el montador creía que yo estaba loco. Luego, en el estreno en Karlovy-Vary (donde el film se alzó con el premio a la mejor película) el público respondió a cada gag que había planteado. Para lograr que la fórmula funcionase, Vila aposentó el guión sobre una base “estrictamente realista”, ya que quería que su historia no se alejara de la vida real. “No es un film Psicol.gico, pero reúne una serie de situaciones extremas, e incluye cambios muy bruscos entre el drama y la comedia más pura”, apuntó.

Sobre el título de su trabajo, Vila explicó que “una mosquitera es algo muy leve, protege de pequeños peligros, y es lo que anteponen los personajes a la realidad, sin ser conscientes de que no les servirá de nada frente a los grandes dramas que les atenazan”.

Según apuntó Fernández, de la mano del director los protagonistas trabajaron el tono de la película para “intentar comprender qué grado de dolor se escondía tras cada acción de los personajes”. En ese sentido, Emma Suárez se refirió a su personaje como “uno de los trabajos más complejos y duros” de su carrera. “Es un personaje muy difícil, al borde del suicidio que intenta sobreproteger a su hijo sin darse cuenta de que ella misma está perdida en la vida, de la que trata de huir en un mundo de amnesia y fantasía que crea. Es una mujer muy frágil que trata de respirar pero se ahoga, y ha sido muy costoso encontrar su línea; cuando parecía que la tenía en una secuencia, llegaba la siguiente y me daba cuenta de que la había perdido. Requería mucha concentración y estar muy afinado”, remató.

Para el productor, Luis Miñarro (Eddie Saeta), “los actores se han expuesto de una manera radical” en la película. Según comentó, pese a que no suele involucrarse en proyectos a partir de guiones ya escritos, en el caso de Vila la historia le “subyugó”. “No es una comedia al uso, y la película ha irritado a muchos espectadores en los festivales donde l hemos mostrado, pero es que una comedia no tiene porque ser siempre una experiencia ligera para el espectador; se pueden abordar muchas cuestiones a partir de una comedia”, subrayó.