alto el fuego

ETA: no es tregua, es propuesta de negociación

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Por fin, después de varios amagos, y tras la reclamación insistente de su brazo político, la antigua Batasuna, ETA ha hecho pública una declaración contenida en un vídeo remitido a la BBC, en la que, tras unas extrañas consideraciones, “informa” de que “hace ya algunos meses tomó la decisión de no llevar a cabo acciones armadas ofensivas”. La noticia es objetivamente positiva por cuanto elimina la posibilidad a corto plazo de nuevos atentados pero es por completo inútil desde el punto de vista político. ETA parece no darse cuenta de cuál es su situación y la de la izquierda abertzale.

No será porque las fuerzas políticas democráticas no se hayan explicado con claridad, porque ha sido unánime e insistente el criterio: la única declaración de ETA que resulta aceptable para el Estado y para los partidos que articulan la representación política de la sociedad es la de abandono definitivo y verificable de las armas. Sólo así podría plantearse, tras un proceso largo, la readmisión de Batasuna en las instituciones. Y sólo así cabría considerar la posibilidad de aplicar determinadas medidas de reinserción, basadas en la renuncia explícita a la violencia y en el resarcimiento moral y material de las víctimas.

El comunicado de ETA está muy lejos de expresar el abandono incondicional de las armas. Más bien es una inaceptable invitación a la negociación, que a estas alturas ningún gobierno, ningún partido, ningún ciudadano cabal, puede aceptar: “Si el gobierno de España tiene voluntad –dice la encapuchada del vídeo-, ETA está dispuesta, hoy igual que ayer, para acordar los mínimos democráticos necesarios para emprender el proceso democrático”.

Es claro y tajante que no ha haber negociación alguna. El proceso democrático está instalado en Euskadi y en el resto de España desde 1978, año de la aprobación de la Constitución vigente. Y no es precisamente ETA, con casi mil asesinatos en el curriculum, el actor apropiado para teorizar sobre estas cuestiones.

Produce un cansancio infinito tener que volver sobre estas ideas, que resumen el principio rector de la lucha antiterrorista: tras la ruptura brutal de la última tregua, ya no será posible nunca más explorar un proceso de diálogo con ETA. Los terroristas pueden evitar el sufrimiento propio y el del pueblo vasco que esté aún por venir si, con el debido realismo, aceptan que han perdido la apuesta. De lo contrario, el Estado persistirá en la lucha policial hasta la completa extinción de la violencia.

Y con respecto a Batasuna, sólo resta insistir en que, a la vista de la insensibilidad de su referente armado, deben perder toda esperanza de regresar a las instituciones si no rompen explícitamente, con toda convicción, con este residuo totalitario que vive desde hace tiempo fuera de la realidad.