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La iglesia y las 40 monedas

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Uno de los grandes síntomas palpables de la crisis son el espectacular número de desahucios que se producen anualmente. Muchísimas personas no pueden pagar su hipoteca y se quedan en la calle con sus deudas pendientes, en la más absoluta de las miserias. Consciente de esa lacra, el Gobierno está sugiriendo a los bancos la adopción del 'Código de Buenas Prácticas Bancarias' para que los morosos puedan saldar sus deudas con la dación en pago de sus casas y transformar las hipotecas en contratos de alquiler. A esta iniciativa se han apuntado varias entidades bancarias que están evitando el deterioro social de tanta gente sin hogar.

Si hasta los propios bancos, que han sido para mucha gente el paradigma de la codicia, están perdonando deudas, no se entiende que el obispado de Cádiz inicie acciones judiciales de desahucio contra una vecina del Pópulo. Esta mujer, viuda y con dos hijos, con una paga de menos de 500 euros, se puede ver en la calle porque el obispado, después de que la Junta de Andalucía haya rehabilitado la casa, no quiera mantener el contrato de renta antigua de esa inquilina y prefiera obtener más réditos de sus propiedades. Dicha actitud se podría comprender de un rentista, pero en la Iglesia, exenta de impuestos, es inaudito. Al menos el seglar paga impuestos como el IBI, sociedades o renta y por vía impositiva parte de esos beneficios los recupera la sociedad en su conjunto (incluso hasta una pequeña parte pudiera ir a la Iglesia si el arrendador marca la casilla correspondiente en su declaración). Aparte de la mala imagen que supone este acto de codicia para una institución que predica la caridad .De poco sirve el ejemplo de solidaridad de Cáritas que ayuda a muchas familias que no tienen medios para pagar sus pisos, si después se visualiza al episcopado empujando a una familia a la calle. Es como desbaratar de un golpe parte del trabajo bien hecho.

Con esta actitud la Iglesia demuestra que el que se convierte en sacerdote además de obtener un trabajo fijo, como anunciaba, medio en broma medio en serio, su reciente campaña publicitaria para obtener vocaciones, podría convertirse en un directivo de una de las mayores fortunas del mundo.