Tribuna

El escudo antimisiles y Rota

COMANDANTE DE CABALLERÍA, ABOGADO Y ECONOMISTA Actualizado: Guardar
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El presidente Zapatero en su primer cara a cara con José María Aznar en el Congreso de los Diputados el día 26 de julio de 2001, se desayunó con esta lapidaria intervención que literalmente consta en el Diario de Sesiones de dicho día: 'La política de defensa y de seguridad tiene que ser una política de Estado y de consenso. Hubiera sido muy deseable que, antes de hacer el pronunciamiento que hizo con el presidente de los Estados Unidos, dando su apoyo al escudo antimisiles, hubiera venido a esta Cámara a explicar por qué y a debatirlo. (Aplausos.) Así es como se hace una política de defensa cohesionada. Todavía está a tiempo de hacerlo. Nosotros no lo compartimos, sinceramente, porque creo que es una idea vieja, que es la repetición de la propuesta del señor Reagan de la guerra de las galaxias y que no camina en la dirección adecuada para una política de seguridad en el mundo'. El presidente Zapatero en estos días de despedida, como queriendo hacer los deberes con efectos retroactivos, o quizás, por su mala conciencia con respecto a EE UU, viene a aceptar que la Base Aeronaval de Rota se convierta en la sede del componente naval del Escudo Antimisiles de la OTAN, y lo justifica señalando que: «España es un país comprometido y solidario con la defensa colectiva de Europa»», edulcorando su decisión, manifiesta de una forma impropia que, «se trata de una iniciativa de carácter disuasorio y únicamente defensiva, que no va dirigida contra nadie». Menos mal que ya estamos acostumbrados a que ZP presente una enmienda contra ZP.

El Escudo Antimisiles es una iniciativa de George W. Bush para dotarse de un sistema de protección contra misiles enemigos, de manera que fueran interceptados antes de llegar a su destino. Técnicamente, el llamado Escudo Antimisiles funciona de la siguiente manera: cuando un satélite del sistema de defensa que cubre todo el espacio aéreo a proteger, detecta el lanzamiento de un misil enemigo sobre dicho espacio, alerta los sistemas defensivos establecidos, y lo pone en conocimiento del Centro de Mando y Control. Este calcula la trayectoria del misil enemigo y, en su caso, ordena el lanzamiento de otro misil desde una de las bases preparadas al efecto, dirigiéndolo en la trayectoria de impacto, de forma que el misil interceptador destruye al misil enemigo antes de que éste llegue a su destino. La idea parece sencilla, pero a nadie se le debe escapar la complejidad técnica y operativa del sistema para que éste funcione en cuestión de minutos.

El originario escudo antimisiles diseñado por la administración Bush que era de un enorme coste, fue archivado por Obama en 2009, no solo por su alto precio, sino por los recelos que levantaba en Moscú. Sin embargo, este sistema tenía y tiene sus defensores en la comunidad internacional, sobre todo en los países del este europeo, ya que algunos de ellos aún siguen viendo en Rusia un potencial enemigo. En una ocasión, un diplomático de una de las repúblicas bálticas exsoviéticas, cuando le pregunté sobre la cuestión, sensiblemente alterado me espetó: «Se nota que no has servido en el ejército ruso, y que la URSS no ha sometido a España como sometió a mi país».

Todo indica que Moscú ya no es el enemigo potencial de Occidente, pero denuncia que el Escudo Antimisiles atenta contra su seguridad, y aunque no lo reconozca abiertamente, teme que éste sistema pueda llegar a neutralizar su capacidad de ataque contra sus hipotéticos enemigos, por eso, Rusia se opone a la instalación del Escudo Antimisiles de la OTAN. Aun así, EE UU y la OTAN no renuncian a desarrollar su propio Escudo Antimisiles, aunque mucho más limitado que el inicial: ya no se trata de un escudo contra misiles intercontinentales de largo alcance, sino de neutralizar sobre todo, misiles de corto y medio alcance, en manos de países cuya inestabilidad constituye una amenaza real para Europa. En estas condiciones, la cumbre de la OTAN, celebrada en Lisboa, en noviembre de 2010, actualizó su Concepto Estratégico, -la estrategia de la OTAN-, incluyendo como uno de los pilares de la defensa aliada «el desarrollo de la capacidad de defender a nuestras poblaciones y territorios frente a ataques con misiles balísticos». En definitiva, en Lisboa se decidió desarrollar un Sistema de Defensa Antimisil Atlántico. Por su parte, los ministros de Defensa de la OTAN aprobaron recientemente el Plan de Acción de Defensa Antimisiles, que estará operativo en 2018.

Según parece, la OTAN estudió varias ubicaciones en el sur de Europa, concretamente en Grecia y en Italia, pero Rota resultó, con mucho, la mejor. No sólo por sus instalaciones, sino sobre todo, por su estratégica situación: en el estrecho de Gibraltar, a mitad de camino entre EE UU y Oriente Medio, y a las puertas de África. Lo cierto es que para la depauperada economía gaditana, la llegada a la Base Naval de Rota de más de 3.000 norteamericanos, entre civiles, militares y sus familias, con una promesa de más de 1.000 puestos de trabajo -muchos me parecen- y millones de euros de beneficio, vendrán de perlas, sobre todo a Rota y por extensión a la Bahía. El hecho de que Estados Unidos mantenga navegando por nuestras costas de forma permanente cuatro buques dotados de sistemas antimisiles, será otra contribución más en beneficio de la defensa común europea, sin menospreciar, como no, la transferencia de tecnología punta que todo ello supone.

Nuestro ZP, quien criticó a Aznar por apoyar a Bush en su Escudo Antimisiles, se contradice a sí mismo, y por sorpresa anuncia, en rueda de prensa, sin preguntas, lo que le exigió a Aznar que llevara al Congreso. ¿Será la última de sus contradicciones, o todavía hay tiempo para alguna más?