NADANDO CON CHOCOS

Dos mil algo

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Titulares. Las 'Gestapillos' amenazan la Esperanza, la rajeta de una rusa de Roquetas triunfa en la tele y el 'share' pertenece a los 21 días de Samantha en el porno. Con su cara de susto y sus colores. En las audiencias manda un ex profesor de Fama, el de la 'energy' y las chicas 'bum-bum', dedicado ahora a meter el morro entre las cachas y los casquetes de los enmascarados que intercambian saliva en la oscuridad de los parques. El mundo está muy caliente y algunos domingos por la mañana se le va la olla en un 'after hour'. Más. Es de cristiano partir narices, los náufragos harapientos de ayer son hoy unos tipos Deluxe y un ordenador que quiere volver a ser libro revive el pelotazo de las tablas de los Diez Mandamientos.

Dicen que en la otra parte del globo, alguien se ha parado un segundo. En ese tiempo, el tipo ha comprobado que el ser humano acepta paquetes de información cada vez más pequeños, casi como diminutos épsilon de ceros y unos. Hola, qué hay, hasta luego Juan. A estas alturas, a nadie le extrañará que para el español medio, la realidad se desayune al Bicentenario. El dos mil algo que remueve los cimientos de Cádiz, con sus políticos, sus fotos y sus titulares de relumbrón suena fuera a la odisea en el espacio, la película. Al lado del iPad de Jobs, la baraja de cartas que conmemora las Cortes de La Isla de León de 1810 llama la misma atención que un Teleskech.

Alguien podría reconocer que, sentado en la silla eléctrica del universo 2010, el Doce tiembla como todo hijo de vecino. Sirve, como escena, para una foto de campaña electoral. Poco más. Desolador, sí. «'Vamonó' que aquí queda el oxígeno justo», cuentan que dijo alguien ayer en el Cambalache.