Postua recta en la grupa.
Sociedad

«Si no se supera el miedo, no hay que seguir»

La rehabilitación está contraindicada en personas que sufren problemas de corazón y epilepsia

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La terapia con caballos como posibilidad rehabilitadora no es recomendable para personas con problemas cardiovasculares, epilepsia o hernia inguinal o que hayan perdido la capacidad para la abducción de los miembros inferiores. También está contraindicada para casos de miedo irreversible al equino, que pueden darse de igual manera.

La familiarización previa con el animal es clave para superar todos los temores y para que la terapia no se convierta en un suplicio para el paciente. Como comienzo, es esencial que el cuadrúpedo y el paciente entablen una relación especial. En los primeros contactos hay que generar confianza mutua. Las caricias y las atenciones con el caballo suelen ser efectivas para romper el hielo.

«Acariciarlo, cepillarlo»

«Verlo, acariciarlo, cepillarlo, describirlo, reconocerle, llamarle por su nombre», explica la fisioterapeuta Nati Madrazo. «Sobre todo, los niños deben ser protagonistas de su aprendizaje», aclara la especialista. Pie en tierra, se explora el cuerpo del caballo, se establece contacto con él, se alimenta al animal, se contempla y admira su belleza.

El monitor puede contar historias relacionadas con las cualidades de caballo: cómo educa una hembra a su cría, la doma... A continuación, habrá que pasear junto a la yegua para reconocer el circuito y el recinto donde se desarrollará la clase. No es necesario saber cabalgar. Forman parte de la terapia las instrucciones de monta, manejo y colocación de la montura.

«El caballo es un animal muy receptivo. Nos dice cómo estamos y quiénes somos y no emite juicios de valor cuando entramos en contacto con él. Si recibe cariño, será un compañero fiel», explica Fernando Urtiaga, responsable del Centro Hípico de Laredo donde se imparte la terapia asistida por animales.