PAN Y CIRCO

Cabezazos

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El Mundial ha terminado a cabezazos limpios. Los cabezazos que se deben de estar pegando contra los quicios todos los críticos deportivos. Alguien dijo alguna vez que el que critica lo hace para que nadie se fije en sus defectos. Esos críticos que no paran de decir que destruir es más facil que crear sin darse cuenta que eso es precisamente lo que ellos hacen y para colmo, se suelen hacer acompañar por algún entrenador en paro, que sabe tela, pero que no hay equipo que lo quiera. Después cuando meten la pata hasta el cuadril, usan las tipicas frases de: «aquí sólo se mata al mensajero», o que «el libro del gusto está en blanco», típico. Cabezazos porque las dos selecciones más criticadas han sido las mejores. Una Francia que ha demostrado que el arte no hay maestro que lo enseñe y que la edad tampoco importa mucho cuando hay complicidad, conjunción, compromiso, y eso, mucho arte. Una generación inolvidable. Y cómo no, la Italia tan criticada, tan insultada, que muchas veces uno piensa si no es envidia. Y que nos han enseñado que cuando quieren y les interesa juegan al futbol mejor que nadie y que cuando no les interesa ni juegan al futbol ni dejan jugar a nadie. Son cuatro veces campeones del mundo, otras tantas finalistas, no sé cuantas campeones de Europa ¿esto no es suerte, señores! Competitivos, viriles, listos, canallas, campeones. Con razón la prensa italiana se cachondea de nosotros.Y a cabezazos, se ha despedido el mejor jugador del mundo, el más elegante, el mejor que yo he visto. Puede que no sea el final soñado y sus críticos se han tirado a despellejarlo, como siempre. Pero Zidane nunca ha olvidado de dónde viene y de vez en cuando le sale la vena de niño de barrio, que todo lo soluciona por las bravas y sin esconderse. Es verdad que no son formas, pero yo, que me he criado como él en un barrio, creo que le debería haber dado en la boca porque le estaba dando al tío que más leña le ha dao a todos los delanteros de Europa, todo un regalito. Y para terminar la de cabezazos que estamos dando para saber qué coño le pasa a España que siempre quedamos a la altura de una babucha. Yo lo he descubierto. El problema de los españoles es la hierba porque lo nuestro siempre ha sido la tierra batida.