Guille Barea y Soraya, de la última edición de O. T. / L. V.
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Gonzalo Miró, Soraya y Guille Barea prestan su imagen para promocionar marcas de moda

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Dar la cara no siempre resulta fácil, pero, cuando una firma de moda te paga por ello, entonces ya es otra cosa. Gonzalo Miró posee uno de los rostros más marcados del momento. Marcados por las marcas comerciales, se entiende. El avispado hijo de Pilar Miró ha aprovechado su pícara sonrisa para vender desde una joya a un parque temático, pasando por un azulejo. Y piensa mantenerse en esa línea, pues, según dice, «son oportunidades que no puedo dejar pasar».

Esta semana, Gonzalo ha estado en Barcelona, junto a Ariadne Artiles -otro perejil de todas las salsas- promocionando, cómo no, una marca de ropa italiana denominada Phard & Zu Elements, dentro de la feria de moda urbana Bread & Butter. ¿Su cometido? Agotador... Acudir a una fiesta, posar durante unos minutos para la prensa delante de un cartel publicitario; contestar algunas preguntas -no todas, porque hay que guardarse algo para la siguiente promoción- y refugiarse acto seguido en el reservado vip de la discoteca, con comida a discreción y barra libre.

El novio de Eugenia Martínez de Irujo llegó de Nueva York hace un mes y no para de recibir ofertas. «Son tambores de guerra -dice-, cuchicheos por confirmar, pero estoy viendo distintas opciones de cara a septiembre en distintos ámbitos y quiero elegir no sólo lo que más me guste, sino lo que más me convenga».

Cine, televisión, radio, prensa... A nada se cierra Miró. Lo que tiene claro es que vivirá en Madrid, «de momento, en mi casa de siempre. Luego, según el trabajo que elija, y el tipo de vida que lleve, ya se verá. Se armó un revuelo desmesurado por la venta de mi casa y espero que no se repita». También seguirá siendo hombre-anuncio. «No pienso rectificar en eso, porque no creo que sea un mal camino. Además, no estoy perseguido por haber expuesto mi vida privada. Es al revés, el reclamo publicitario llega a raíz del interés que suscita mi intimidad». Y como está convencido de ello, no descarta volver a facturar por otra foto publicitaria junto a su novia, como la que protagonizaron para Porcelanosa. «¿Por qué no?, -pregunta-. Si merece la pena lo aceptaremos».

Al cuerno

Viendo al alumno aventajado que es Gonzalo Miró en el arte de poner la cara para cobrar una pasta, no sorprende que recién llegados a la fama como Soraya o Guille Barea, concursantes de la última edición de O.T., enseguida hayan aprendido a poner la otra mejilla... ante una cámara. En este caso, se trataba de promocionar relojes de Guess, en el marco de la Pasarela Barcelona celebrada en el Port Forum. Y había que ver a Soraya posando cual Marilyn... Hasta en el cuello se probó el reloj con tal de enseñarlo.

El ex hamaquero gaditano Guille Barea se encuentra en plena grabación de su primer disco, pero la fama le ha dejado sin novia. «Se me murió el amor por falta de riego», precisa. Soraya, en cambio, sigue con su novio nórdico, Alex. «Yo cruzo los dedos -dice la cantante-, pero de momento ahí seguimos, con nuestras peleíllas y tal. Hace poco estuve a punto de cantarle la canción Por mí te puedes ir al cuerno, pero al final no llegó la sangre al río». El chico es informático y ella le ha comprado «un videojuego para tenerlo entretenido en casa; porque no le gustan los actos públicos y yo tengo que viajar mucho».

Tras ocho meses en la música, la ex azafata extremeña ya sólo se sube a los aviones «para ir de gira» y está pensando en comprarse «esa casita que he visto en Alcalá de Henares». En marzo, tiene previsto lanzar un nuevo disco. Y a largo plazo, sueña con «ganar un Grammy. Y también -dice muy expresiva- con formar una familia y tener hijos de pelo blanco, tan nórdicos como mi novio y tan desblanquiñados como yo». / A. FURUNDARENA