Un concurso ecuestre sin brillo ni lustre

El ganadero Antonio Andrade se muestra tajante al respecto. «Esto no puede ser. No se pueden presentar unos caballos tan enflaquecidos y flojos a un concurso morfológico. Para eso que se queden en su casa».

Ese parece ser el sentir general de la mayoría de ganaderos y devotos del mundo ecuestre sobre el concurso de equinos de la Feria de Primavera. Y es que tras lo acontecido el año pasado, en el que las malas condiciones de las instalaciones donde residían los animales provocaron el enfado de los concursantes, la indignación parece repetirse en esta edición.

«Yo entiendo a los dueños de los caballos. Si tienes un ejemplar que te puede llegar a costar 50.000 euros, no vas a traerlo a pernoctar a unos establos donde el animal puede herirse una pata con el suelo de gravilla», explica Antonio Andrade.

De esta manera, el concurso que se celebró ayer a las seis de la tarde en los aledaños del recinto de Las Banderas no tuvo ni el brillo ni el brío de ediciones pasadas. De hecho, el concurso sólo contó con la participación de treinta ejemplares, en las categorías de español y cruzado.

También hubo, aunque ya fuera de concurso, una muestra de varios ejemplares de pollinos, ponys e incluso un ejemplar bretón, que pretendía dar un poco de lustre al concurso.

Francisco Atalaya, organizador del concurso morfológico de la Feria, reconocía con estoicismo la mengua de calidad existente. «Yo he hecho todo lo que está en mi mano para organizar un gran certamen aunque si finalmente los ganaderos no se animan a traer sus monturas, pues no hay nada que hacer», indicaba Atalaya.

Por otro lado, Francisco Atalaya tiene puesta todas sus esperanzas en el concurso que se tiene previsto realizar esta tarde a las seis, en la especialidad de doma vaquera. Teniendo en cuenta el éxito de pasadas ediciones es optimista respecto del desenlace.

«Parte del éxito de la doma vaquera radica en los premios en metálico que se otorgan» comenta el organizador.