Las virulentas manifestaciones de los estudiantes franceses han dejado al resto del mundo con la boca abierta

Atraco laboral

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La gente se había arremolinado en torno a las pantallas de televisión que cuelgan en los pasillos de Naciones Unidas. Los corrillos eran síntoma inequívoco de lo que los americanos llaman Breaking News, o sea, la rabiosa actualidad que amerita interrumpir cualquier emisión.

Lo que hipnotizaba a periodistas y delegados de medio mundo eran las violentas imágenes de las manifestaciones estudiantiles en las calles de París, con antidisturbios, coches incendiados y mangueras de agua para dispersar a la multitud.

«¿Es ridículo!», bufó in-dignada una periodista estadounidense que se acababa de unir a la audiencia. El corresponsal de TF3 comprendió rápidamente que era el momento de escabullirse, antes de que comenzase el debate, y se alejó sin mediar palabra.

Para aquéllos acostumbrados a vivir en países donde el proteccionismo laboral es una reliquia del pasado, la oposición de los franceses a perderlo es casi surrealista. A mí, personalmente, no hay nada que me parezca más coherente que los jóvenes planten cara al gobierno para defender su futuro. Claro, que todo hay que mirarlo en su contexto.

En las grandes empresas estadounidenses, el empleado tiene suerte si recibe con 15 minutos de antelación el preaviso de despido. A la mayoría, le ponen sus efectos personales en una caja de cartón y le desactivan la tarjeta mientras le comunican la liquidación.

Un amigo que trabajaba de vicepresidente en Associated Press Television News se encontró al volver a su despacho que, en lo que duró la explicación de recorte de personal, le habían cambiado la cerradura. No pudo ni acceder a su correo electrónico para leer los últimos e-mails.

La explicación de las empresas es que tienen que protegerse ante la posibilidad de que un empleado resabiado por el despido decida cobrarse venganza destruyendo archivos, contaminando ordenadores o boicoteando cuentas de clientes... por dar algunas ideas.

Y en lugar de dar las gracias por los servicios prestados y pedir perdón por el portazo a traición, mandan a los guardias de seguridad para que le escolten hasta la puerta como un criminal. Será por aquéllo del «ataque preventivo», que tan de moda está en este país.

Sin duda hay más que un océano por medio entre Estados Unidos y Francia. Dado que la tecnología y la globalización acortan distancias, y no siempre para bien, habrá que seguir defendiendo con uñas y dientes lo que nos queda en Europa del estado de bienestar, so pena de crear estupor al otro lado del Atlántico.