gastronomía

Sabores de la 'isla bonita'

El Rincón de Yaiza invita a los clientes a disfrutar de lo mejor de la cocina canaria con productos como el almogrote o las papas arrugás

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Habrá algunas cosas a las que Yaiza Hernández tema pero ser emprendedora no es una de ellas. A sus 32 años, esta canaria afincada en Cádiz ha iniciado su tercera aventura profesional. «Si no hago estas cosas con mi edad no sé cuando las voy a hacer», cuenta. «Hay gente que me ha dicho que estoy loca pero aquí, el que no arriesga no gana» y Yaiza va a por todas. A los 16 años se puso a trabajar y desde entonces no ha parado, siempre vinculada al mundo de la hostelería. «Es un negocio muy sacrificado pero me gusta mucho y soy feliz en él». Autodidacta e independiente, dejó hace ya varios años su tierra natal, Las Palmas, para venir a Cádiz. «Conocí a un gaditano allí y me enamoré de él». Decidió dejar en Canarias a su familia para iniciar una nueva vida en la tacita de plata. «Vine por él y al final me enamoré de la ciudad». Asegura que echa mucho de menos a su familia pero «mi hogar se encuentra aquí, allí ya voy de vacaciones, como una turista más».

Sin embargo, a pesar de haber perdido el corazón por Cádiz se sigue manteniendo fiel a sus orígenes y a los sabores de la tierra. Tras regentar dos negocios anteriores, el Treintaytantos y el Tapas33, ha decidido apostar por los sabores que la acompañaron en su infancia como el almogrote, el mongo verde o las papas arrugás, «aunque a veces me resulta muy difícil encontrar algunos ingredientes, sobre todo las papas». A esto le añade el toque gaditano por lo que se puede encontrar una gran variedad. «Es una mezcla entre mis dos ciudades», al gusto de todos.

Yaiza Hernández ha confiado en el boca-oído para dar a conocer su nueva aventura empresarial. «Hay muchos clientes que me conocen ya y que saben cómo trabajo. Además, con tan sólo ver el nombre del bar me identifican pues aquí no es muy común. Confío en todo el trabajo que he hecho en los últimos años», apunta esta canaria afincada en la capital.

A la buena gastronomía se suma el ambiente creado en este pequeño rincón, ubicado en una de las zonas más con tránsito, la avenida Ana de Viya, y que ofrece a los clientes un pequeño descanso en medio del ajetreo propio de la zona. «Ofrecemos desayuno, almuerzo, merienda y cena y todo a un precio asequible teniendo en cuenta la situación económica que tenemos», relata. «El plato más caro puede costar unos 3,50 euros». Precios que presentan guerra a la crisis. «Y hasta a las dietas. Aquí el único aceite que puedes encontrar es el de las ensaladas porque cocinamos todo al horno». Sano, rico y saludable.

También ha decidido ganarse la confianza de los más pequeños con meriendas organizadas. «Hacemos cumpleaños en los que los niños pueden hacer su propio pastel o su tarta con lo que además de comer bien se divierten mientras cocinan». «Lo importante es crear algo que te distinga de los demás» y desde su pequeño rincón lo intenta cada día.