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«Fue un lamentable accidente y mi cliente, una víctima más»

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Óscar Jiménez estuvo ayer arropado por su familia. Accedió a los juzgados ayudado de una muleta porque al acusado también le quedaron secuelas físicas tras el accidente, que se han traducido en el reconocimiento de una minusvalía. A diferencia de la modelo, el joven que se enfrenta a una pena de cárcel de tres años y medio, no se opuso a que los medios de comunicación le grabaran sentado en el banquillo. Antes de que entrara en la sala no pudo reprimir las lágrimas. En 2009, cuando declaró por primera vez ante el juez instructor, atendió a la llamada de este medio: «Si hubiera ido borracho o haciendo locuras apechugaría, pero no fue así», dijo entonces. Ayer declinó hacer declaraciones hasta que su abogado se pronunciara. «Estamos asustados. No entendemos nada. No sabemos qué va a ocurrir», decía un familiar de forma educada.

Uno de los dos letrados del despacho Atela que lleva la defensa de Óscar Jiménez fue quien atendió a la prensa tras confirmarse el aplazamiento de la vista oral. Javier García Marichal reconocía que en esta causa la parte en la que se debate la responsabilidad civil que debe fijar la cuantía de las indemnizaciones había marcado los tiempos del procedimiento: «Pero no podemos olvidarnos que encima de la mesa hay una petición de cárcel grave. Y es esa parte penal la que nos preocupa a nosotros. Por desgracia lo ocurrido fue un lamentable accidente, en el que mi cliente fue una víctima más».

Este letrado respaldó las palabras de su colega que representa los intereses de la compañía aseguradora: «Han ido abonando todas las cantidades que establecen los baremos. Su comportamiento ha sido ejemplar. La mejor prueba es que la familia que más ha perdido en este asunto –en referencia al fallecido– no están presentes en este juicio porque entendieron que habían sido indemnizados correctamente y que todo fue fruto de un terrible accidente».