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La Virgen de Fátima y su ministra

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Sería un milagro que el Gobierno hiciese lo que decía iba a hacer. La milagrería y la política se han convertido en cosas próximas y distantes a la vez. Pedir a un político que racionalice sus decisiones y sea coherente con lo que viene predicando en su programa, pasa de ser algo circunscrito a la política a un acto propio del ritual religioso o de la brujería. Po r eso, predicar en el programa electoral la bajada de las cotizaciones, se ha convertido precisamente en todo lo contrario. El Real Decreto-Ley 16/2013, de 20 de diciembre, supone a la postre un incremento de las cotizaciones sociales. Cosa distinta es que la norma racionaliza el contenido de un artículo básico para la cotización a la Seguridad Social. Lo que se ha hecho tiene todo su sentido, en cuanto considera en la práctica totalidad de los casos, imputar a la base de la cotización todos los conceptos de naturaleza salarial, sean en metálico y en especie. Este último, conforma un amplio número de casos en cuya virtud muchos trabajadores ven retribuido su trabajo por esta vía, hasta el límite legal del 30%. Por lo tanto, es coherente y acertado que coticen por todos los conceptos. Ahora bien, al unísono de esta regularización de una situación difícilmente explicable a lo largo de los años, debió acometerse la propuesta electoral de bajada de los tipos aplicables y que para 2014 sumarían dos puntos porcentuales. Previsiblemente, el incremento de las cotizaciones por la vía de incrementar la base, al imputar en la misma conceptos hasta ahora excluidos, sería menor que la bajada de ingresos por la vía de la rebaja de dos puntos del tipo de cotización. Y si consideramos la finalidad última de la reforma, que es minorar en lo posible el déficit del sistema, lo que la Ministra pretende está meridianamente claro.

La decisión tomada y la que se dijo se tomaría que no se ha tomado, inciden negativamente en la creación de empleo. Los costes de la Seguridad Social en el caso del Régimen General están repartidos de la siguiente forma sobre la masa salarial: 31% a cargo del empresario y 7% a cargo del trabajador. Contablemente para un empresario los costes de naturaleza salarial, incluyen los salarios y las cotizaciones. El precio del factor trabajo, o sea, los salarios más las cotizaciones sociales, determina en parte la productividad del factor y si lo subimos por la vía de las cotizaciones, estamos alejándonos del ideal de productividad que hacen competitivas a las empresas y que permitirían el crecimiento económico y por ende la creación de empleo.

Invoco a la Virgen para que obre el milagro. Se bajen las cotizaciones sociales y se equilibre el sistema mediante una subida del IVA, vía trasferencias.