el apunte

La costa de los huevos de oro

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Hace años que los gaditanos se preguntan qué hacer con su costa. Dotada de algunas de las playas más espectaculares y atractivas de toda la Península Ibérica, el desarrollo urbanístico de los años 60 y 70 le afectó menos que a otras zonas. Ese atraso tenía el inconveniente de dejar Cádiz fuera de la explosión económica que el sector servicios supuso en aquel tiempo en otras provincias andaluzas y españolas. Como ventaja, daba un margen para no cometer los mismos errores medioambientales y tratar de compaginar construcción con paisaje, que es el atractivo que justifica inversiones de empresarios y visitas de miles de turistas. Pero han pasado más de 30 años de aquella etapa, tarde y con pausa, el desarrollo también llegó a la costa gaditana. El colectivo ecologista más reconocible en el mundo, Greenpeace, dice ahora que pese a tener la ventaja de haber podido escarmentar en cabezas ajenas y vecinas, la costa gaditana ha cometido errores similares. En el listado que todos los veranos hace esa asociación con las zonas que más daño han hecho a su litoral, se incluye una de las localidades más turísticas de la provincia entre las diez peor clasificadas. Se trata de Chiclana de la Frontera, con Sancti Petri al frente, donde la Junta de Andalucía siempre presumió de ofrecer instalaciones compatibles con el medio ambiente. Ahora la administración autonómica se lleva un golpe que, de paso, debiera hacer pensar a todos.

Aunque la denuncia ecologista incluye la hipocresía de ocultar las fórmulas alternativas para las zonas que viven del imprescindible turismo, lleva consigo un aviso a navegantes. Si el entorno deja de ser atractivo para inversiones y turistas, dejará de ser rentable para siempre.