cumbre iberoamericana

Perfecto colofón para el Doce

La Cumbre de Jefes de Estado concluye con el compromiso de América Latina de apoyar a España para salir de la crisis

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La Cumbre de Cádiz ya es historia. Y lo es en todos los sentidos. Primero porque ayer, poco antes de la seis de la tarde, Su Majestad el Rey don Juan Carlos I dio por clausurado el encuentro de jefes de Estado. Por otro lado, porque por los resultados del trabajo realizado y por el clima en que han discurrido las reuniones, ha sido una de las más «exitosas» de todas las que se han celebrado hasta la fecha.

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, fue el encargado de presentar las conclusiones del trabajo realizado no solo durante estos dos días en Cádiz, sino también el que han llevado a cabo durante todo el año los ministros de los países de la comunidad iberoamericana, reunidos en encuentros sectoriales, para preparar el contenido de la Declaración final aprobada por los mandatarios de los veintidós países participantes.

El presidente español aseguró que desde la organización de la Cumbre se tuvieron dos ideas claras desde el principio. Por un lado, que «después de veintiún cumbres había llegado el momento de avanzar, de dar un paso adelante», el paso que reclama el nuevo orden mundial, con los países de América Latina inmersos en una prosperidad hasta ahora nunca conocida y la vieja Europa sumida en una profunda recesión. Una realidad que poco o nada tiene que ver con la que afrontaron los líderes iberoamericanos en la primera Cumbre celebrada en Guadalajara en 1991. Por otro lado, Rajoy dijo que sabían que Cádiz tenía que suponer «el comienzo de una nueva etapa», de esas relaciones renovadas que se proponían en el epígrafe de la reunión y que tienen que tener como centro a los ciudadanos.

Mariano Rajoy aseguró que todos los participantes estaban «satisfechos de lo conseguido», en referencia a los muchos documentos aprobados durante la Cumbre, «fruto de muchos meses de trabajo y reflexión». Hizo mención a la Declaración de Cádiz, a las múltiples comunicaciones oficiales, al Programa de Acción –que contiene las líneas generales de la cooperación futura entre los países iberoamericanos– y al mandato aprobado para que el expresidente chileno Ricardo Lagos elabore una serie de recomendaciones para la renovación de las cumbres, que se presentará el próximo año en la Cumbre de Panamá.

El presidente desveló igualmente el contenido de las conversaciones mantenidas en el contexto del almuerzo privado que compartieron los jefes de Estado ayer mismo. El centro de todas fue «la situación económica internacional y su impacto en Iberoamérica». Esto es algo que ha sobrevolado todos los actos relacionados con la cita gaditana. La bonanza de América Latina y la profunda crisis que viven España y Portugal en el marco europeo. Eso y, como no, la necesidad de dar un giro a las relaciones económicas y comerciales de los países presentes para favorecer la salida de la crisis.

Resoluciones

En esa línea, Rajoy se refirió a la «excelente disposición» de América Latina por ayudar a la zona euro a superar la recesión que padece. Para refrendar este propósito, el presidente español destacó dos de las resoluciones adoptadas en la Cumbre: el apoyo a la implantación de las pequeñas y medianas empresas en el entorno iberoamericano, favoreciendo su calidad y competitividad como motores de empleo; y la mejora de la seguridad jurídica de las empresas de ambos lados del océano a través de la Carta Iberoamericana de Transparencia y Acceso a la Información Pública.

Desde España se ha constatado en esta Cumbre la necesidad de «recuperar nuestra presencia en América Latina». Tanto es así que el presidente español ha hablado de la importancia de que aumenten las exportaciones y nuevas empresas españolas acudan a América Latina para aprovechar un mercado que siempre le ha reportado buenos resultados como clave para conseguir la financiación necesaria para superar la crisis. Es la consecución de ese objetivo lo que permitiría que la recuperación económica del país, prevista para el año 2014, se pueda adelantar a finales de 2013. En esa idea incidió el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, que dijo que «el futuro de España pasa por incorporar a los 650 millones de ciudadanos iberoamericanos. Si las empresas españolas se vuelcan con ese mercado van a poder revertir muchos ingresos acá y eso va a ayudar a resolver la crisis».

Por su parte, el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, aseguró sentir una «especial satisfacción con la culminación de este muy exitoso encuentro». Un éxito que adjudicó, primero a la organización, después al nivel de participación de las diferentes delegaciones, «una de las más altas en toda la historia de las cumbres», también por sus resultados, especialmente en lo relacionado con los asuntos económicos. De hecho, Iglesias dijo en referencia a ese apoyo sin fisuras mostrado al desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, que la Cumbre de Cádiz será recordada como «la Cumbre de las pymes». Por último, achacó este éxito de la cita a la ciudad de Cádiz, muy especialmente al Ayuntamiento y la alcaldesa, que, según dijo el secretario general, han logrado crear un clima «distendido, de lo iberoamericano trabajando en familia», que hace tiempo que no se veía en las cumbres.

Terminó Iglesias diciendo que ha sido «una reunión muy exitosa, agradable y productiva», en la que «se ha puesto lo iberoamericano al máximo nivel».