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Un valor intangible

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En los próximos meses, el Bicentenario será la excusa para que Cádiz se convierta en el centro de atención internacional por varias citas que la situarán donde rara vez se la ve: en epicentro de las relaciones políticas entre los países iberoamericanos; en lugar de encuentro para 100.000 autoridades locales europeas y en centro de discusión sobre la arquitectura a nivel mundial. Ninguna de ellas, a excepción de la Bienal de Arquitectura que ha programado eventos con cierto tirón popular, están planificadas para contar con la ciudadanía, simplemente porque su objetivo no es ése.

Sin embargo, pese a que pueda parecer que el Doce entra en una fase de desapego hacia el pueblo, estos próximos meses estará en juego un valor intangible, una semilla que de florecer puede dar unos frutos muy deseados: como hacer ver al mundo y a sus dirigentes que esta ciudad tiene capacidad de sobra para acoger encuentros internacionales de primer nivel. De superarse la prueba con nota, la capital tendría la oportunidad de ofertarse en el circuito de grandes o renombradas ciudades que suelen ser punto de encuentro de citas políticas, empresariales, artísticas o profesionales. Hacer de Cádiz un sitio deseado para organizar cumbres, consejos, bienales o cualquier cita que garanticen una importante asistencia, es dotar a la capital de un instrumento más para poder desarrollarse. A falta de industria o de otros sectores productivos que no tienen sitio en la capital por sus propias condiciones geográfica, no hay que ser ningún lince para saber que el futuro pasa por el turismo (ya sea vacacional o de congresos) y los servicios.

Pero la prueba que tiene ante sí la ciudad no es solo un examen para sus autoridades; el comportamiento de los vecinos con los que llegan de fuera, las facilidades en el trato que demuestren comerciantes y hosteleros...Se trata de ese conjunto de pequeños detalles que hacen inclinar la balanza a favor o en contra de un destino. No solo el turista que desembarca de un crucero puede llevarse a su país una mala imagen de Cádiz y difundir su visión. La repercusión es mayor si quien habla mal de esta ciudad tiene capacidad de decisión.