opinión

El muelle

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Agotados nos hemos quedado. En apenas quince días hemos cruzado el océano Atlántico para dejarnos llevar por el 3x4 uruguayo, hemos bailado samba de la mano de Carlinhos y nos hemos sumergido en la Gran Regata durante 88 horas inacabables. La ciudad, huelga de limpieza aparte, ha conseguido romper la barrera institucional que rodeaba toda la celebración del Bicentenario y ha abrazado a la ciudadanía con una programación para todos los gustos en la que los gaditanos han respondido con creces.

En los últimos cuatro días la estampa vivida ha sido la de un muelle lleno de vida, tanto de día como de noche, que pone encima de la mesa la necesidad de integrar este espacio en el día a día de la ciudad. Amén de la bella estampa de los veleros recogida por los fotógrafos, el muelle se ha convertido en un recinto donde realizar conciertos, organizar ferias y eventos y ha tendido la mano a la hostelería cercana. Lo fue en las tres ediciones anteriores de la regata y en la del Bicentenario hemos conseguido dar un paso más al utilizar todo el espacio disponible del recinto portuario. Esto nos ha permitido evitar grandes aglomeraciones y conseguir que la gente pueda circular sin problemas, alegremente a la vera del mar.

Los primeros datos de balance así lo demuestran y ponen de relieve la necesidad de seguir avanzando y buscar nuevas líneas de colaboración, sobre todo en una ciudad donde la característica fundamental es la falta de suelo. En ciudades cercanas como Málaga ya se ha eliminado la valla que aísla la tradición marinera de sus habitantes con grandes resultados. Si además de tener un espacio integrado conseguimos un gran escenario en pleno centro, con buena comunicación, la combinación puede ser inmejorable.

Estudiemos el caso, tomemos ejemplo de ciudades donde las cosas han funcionado bien y hagamos una valoración de las posibilidades que se puedan realizar. Solo así podremos seguir acogiendo eventos como el de los pasados días en el futuro cuando carezcamos del paraguas del Bicentenario. Solo así se podrá seguir avanzando en un modelo de ciudad que pueda acoger grandes eventos en el que la ciudadanía esté implicada y forme parte del imaginario colectivo. Solo así se podrá promocionar de verdad el nombre de la ciudad de Cádiz sin apellidos. Ya se está trabajado para ser un puerto referente tanto en el tráfico de mercancías como de cruceros y puede que éste sea el momento para buscar nuevos enfoques deportivos, culturales y sociales. En definitiva seguir creciendo como ciudad.