Gracias al tratamiento neurorrehabilitador, Ana Mª, que ingresó encamada, ha conseguido ya dar unos primeros pasos. / Manuel Castells
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«Mi madre va a poder llevar una vida próxima a la normalidad»

Sonia Ruiz Huguet, de 49 años y médico de Atención Primaria, relata el caso real de su madre Ana Mª Huguet, afectada por un ictus

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El pasado 1 de enero mi madre, Ana María Huguet, de 75 años, sufrió un ictus que le afectó a todo el lado izquierdo del cuerpo. Perdió prácticamente la movilidad. Tras varias pruebas diagnósticas, comprobaron que el trombo le había afectado al tronco basilar, una de las lesiones cerebrales más graves que se pueden padecer, ya que es la región del cerebro que rige la conciencia. El mismo día, el cuadro inicial se le complicó con una hemorragia subaracnoidea, secundaria al tratamiento para disolver el trombo.

El 1 de febrero decidimos ingresar en la Clínica Universidad de Navarra por ser el centro donde ella siempre ha recibido la atención médica. Cuando llegó, permanecía con el lado izquierdo del cuerpo inmóvil, movía la parte derecha y no hablaba porque tenía abierta una traqueotomía realizada al inicio para facilitar la entrada de aire a los pulmones.

Pero sabíamos que sí podía hablar porque antes de la traqueotomía hablaba. Nos entendía perfectamente y nos conocía muy bien. Después de una primera evaluación, el equipo médico de la Clínica consideró que mi madre era apta para terapia neurorrehabilitadora.

Durante los primeros días fue visitada por endocrinos, neurólogos, radiólogos, internistas…, quienes la evaluaron y administraron los tratamientos correspondientes. Mejoró día a día. Le retiraron la sonda urinaria para comprobar si mantenía control de esfínteres.

Nuestra sorpresa fue muy grata porque sí los controlaba. Se le eliminó la sonda nasogástrica y la alimentación enteral. Poco a poco le retiraron toda asistencia externa. Actualmente la mejoría es patente. Presenta cerrada la herida de la traqueotomía, respira por sí misma, traga y coordina muy bien la deglución. Mantiene buenas saturaciones de oxígeno en sangre y la parte derecha de su cuerpo ha recobrado muchísima fuerza y movilidad.

Inicio de fisioterapia y terapia ocupacional

Al poco de llegar a la Clínica comenzó el trabajo con la fisioterapeuta. La valoró la directora de Rehabilitación, la doctora Casado, y le pautaron unos ejercicios iniciales para realizar en la habitación.

Empezaron con media hora de terapia, que después fueron aumentando de forma progresiva. A continuación, pasó a que la tratase la Unidad de Neurorrehabilitación de esta Clínica dirigida por el doctor Murie.

El 1 de marzo comenzó otro tipo de ejercicios de rehabilitación con la fisioterapeuta y terapeuta ocupacional que le atiende, Sandra Iturralde.

Desde entonces, la mejoría de mi madre ha sido progresiva. Y esta evolución todavía continúa. A día de hoy puedo decir que respira sola, come sola, controla esfínteres sin problemas, comprende perfectamente lo que se le dice y puede llevar una conversación coherente. Conserva intacta la memoria antigua y la inmediata la ha recuperado.

En cuanto a su recuperación física, los especialistas han conseguido que se ponga de pie, primero con ayuda y ahora puede hacerlo sola durante algunos segundos. Ha dado sus primeros pasos. Ha recuperado mucha fuerza en la pierna izquierda y está recobrando la movilidad. Mueve bastante el brazo izquierdo y cierra prácticamente todo el puño de esta mano.

El de mi madre era un caso que inicialmente se podía dar por perdido. Tanto es así que incluso las expectativas llegaron a ser las de un desenlace fatal. El equipo de Neurorrehabilitación ha conseguido, en cuatro meses, una gran recuperación y que cada día Ana María continúe mejorando. Aunque todavía queda un proceso importante de rehabilitación, estoy segura de que llevará una vida bastante cercana a la normalidad.