Cayo Lara critica que el PP pretenda convertir al Ejército en "los esquiroles" de los trabajadores del Metro de Madrid

El coordinador general de IU, Cayo Lara, ha confiado este jueves en que al Gobierno del PP en la Comunidad de Madrid "no se le ocurra llevar al Ejército a conducir el Metro de Madrid", convirtiendo a los soldados en "los esquiroles" de los trabajadores que están haciendo una huelga porque "les han violado un acuerdo de un convenio negociado recientemente".

En una rueda de prensa celebrada en Cádiz, el máximo dirigente de IU ha criticado el mensaje que desde los medios de comunicación se está trasladando a la ciudadanía sobre que se trata de "un caos" y una huelga "salvaje". Asimismo, ha acusado a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, de decir "cosas gravísimas" como que la huelga es "un chantaje a la ciudadanía", y llegó a comparar a Aguirre con "la bruja Avería", porque "cada vez que abre la boca crean algún tipo de avería sus declaraciones".

Igualmente, Cayo Lara ha destacado que el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, no haya descartado la posibilidad de llevar al Ejército para conducir el metro. En este sentido, ha aclarado al PP que el Ejército no está para eso ni para llevarlo a la guerra de Irak, que "resultó una guerra montada sobre una gran mentira" y que "nos llevó como consecuencia a los muertos de Atocha".

El Ejército está "para defender la soberanía y la integridad territorial de España, tal y como recoge la Constitución Española", y no para convertirse en "esquiroles" de los trabajadores que están haciendo una huelga porque se ha "violado" su convenio.

También ha criticado que se hayan impuesto servicios mínimos del 50 por ciento para que no tenga eficacia la huelga, "un derecho fundamental de los trabajadores", por lo que ha considerado que "son los otros los que han hecho chantaje" y no los empleados.

Por todo ello, Lara ha afirmado que IU va a seguir trabajando en la línea de defender la huelga general del 29 de septiembre como "un acto de defensa cívica y masiva" de los trabajadores de España frente a "los ataques del poder financiero internacional, frente a los ataques de los mercados y frente a un Gobierno sumiso" que ha optado por buscar la salida de la crisis más en "el sufrimiento de los trabajadores que no la han creado" que en la puesta en marcha de medidas frente al poder financiero que sí es responsable.