Al Cádiz le basta la primera mitad para golear al Antequera

Victoria por ko, al estilo Tyson. Pim, pam, pum. Y el Antequera a la lona. Caballero aturde, Enrique revolotea como una mariposa y Toedtli remata y tumba, pica como la abeja. Lucha desigual entre un peso pesado y un peso mosca, un sparring grogui desde el inicio y que en el segundo asalto dispuso de 45 minutos para comprender su derrota cantada y tirar la toalla. Rendido.

Paliza descomunal, sin contemplaciones al principio aunque con piedad al final. Repitiendo la cantinela de esta temporada, el Cádiz es inmensamente superior a la mayoría de adversarios de la categoría. El Antequera le duró la mitad. Venía para triunfar en la estrategia y no pudo mover ficha, de un golpetazo de Caballero saltaron todas las piezas del tablero.

Y sin apretar el acelerador, porque este equipo brilla con solo destellos. Aprieta los dientes en momentos puntuales y con sólo enseñar los colmillos el enemigo se echa a temblar. Provoca tanto pánico que hasta los rivales se lesionan en el calentamiento, como le ocurría a Francis Flores.

Suena la campana y los púgiles se miden, se estudian, pero la seguridad que desprende el local contrasta con el temblor de canillas del visitante. Tanteo. Y de repente, directo de Enrique (de falta) que roza la oreja del contrincante, astilla la madera de la portería. Uy. El sudor malagueño impregna los guantes amarillos.

Un descanso. Pero en cuanto aprieta, ahoga. Juego de manos. Caballero inicia la acción en medio campo, Toedtli combina con Ormazábal, que con la puntita desarma la defensa rival. El de Alcorcón golpea suavemente, pero con contundencia, por bajo al abdomen y dejando sin respiración al Antequera, que boquea desesperado.

Primer golpe letal

El puñetazo noquea al huésped, al que le cuesta mantener la verticalidad. Sabe que ese revés inesperado prácticamente le deja sin esperanzas. El árbitro los separa y los manda al rincón. Pero la trituradora de calzón amarillo y 13.000 abonados de peso no ha saciado su sed de triunfos. Fran es quien desperdicia la primera gran ocasión al disparar contra la protección, el portero, que sólo pone el cuerpo para despejar.

El combate continúa, aunque todos saben que el Antequera caerá, tarde o temprano. Y será de un cabezazo legal de Toedtli. Un clamoroso error del meta Lara a la salida de un córner deja la bola franca para que el pájaro, alzando el vuelo, pique a las mallas.

Zurdazo de Raúl López que roza la escuadra. El oponente está contra las cuerdas. Y el empujoncito final. Asistencia de Caballero por encima de la defensa, y Enrique cede para que Toedtli derrumbe al contendiente con un derechazo a la entrepierna.

Vuelve a sonar la campana. Sólo quedan los despojos del Antequera, que pretende arreglar el estropicio con malos modos y yendo a la caza de Enrique.

La ducha relaja los ánimos. Y el campeón se echa a dormir, toca el merecido descanso mientras el enemigo se retuerce de dolor. Por fortuna no puede soltar el latigazo del moribundo, aunque sería mitigado sin esfuerzo por el del calzón amarillo.

El Cádiz baja el pistón. No quiere hacer más sangre para no manchar el cuadrilátero. Llega la relajación, una falta de respeto para el que paga pero comprensible a todos los niveles, pues es lógico el bajón de intensidad. Aparecen nuevas motivaciones. Bezares para dar descanso al incombustible Caballero. López en lugar de Fran. Y Rubiato por Toedtli. Lástima que todo ha quedado visto para sentencia.

Ritmo espectacular. Fuera dudas, aunque las únicas que pueden borrarlas serán los grandes (Poli, Betis y Jaén) si también hincan las rodillas como los demás. La que no existe es la que apunta al Cádiz como el mejor del grupo hasta el momento. Sus rivales son débiles pero luego sorprenden en otros feudos (como el Lucena en El Ejido). De momento está poniendo tierra de por medio. Cinco puntos con el segundo, que ahora habla con deje sevillano, y once con el quinto que aparece lejanísimo en la tabla. En el Ruiz de Lopera, en la Cartuja o donde sea, se disputa la primera gran final. Y el Cádiz parte con ventaja.

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