LA ROTONDA

Jenaro El 13 de abril se le vio por última vez tras irse a Tarifa a pescar; desde entonces los rumores en torno a su persona se han disparado

Jenaro Jiménez era (o sigue siendo, vaya usted a saber) un tipo bonachón, simpático, atento. Así lo definían todos sus amigos antes del 13 de abril, día en el que se le vio con vida por última vez. Este gaditano, muy conocido en la ciudad, se marchó aquella mañana a pescar a Tarifa, como había hecho tantas otras veces. A partir de ahí se desató la tormenta. Había desaparecido. La Guardia Civil y Salvamento Marítimo lo buscaron por tierra, mar y aire. Nunca más se supo de él. Se había ahogado o volatilizado. Su cadáver no apareció... y nacieron los rumores.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Decenas de personas a las que supuestamente había pedido distintas cantidades de dinero le denunciaron. Varios foros de internet echaban chispas en su contra y la Policía iniciaba una investigación, recurriendo incluso a la Interpol, para esclarecer si verdaderamente se había ahogado o si había decidido desaparecer. Sin descartar tampoco un ajuste de cuentas. Sea como fuere, Jenaro Jiménez ha sido víctima -sigue siendo, de hecho- de un linchamiento por parte de demasiada gente. No en los medios de comunicación, pero sí en círculos muy concretos de la ciudad.

Es entendible que si verdaderamente tenía tantos acreedores como se afirma, estén todos echando humo. Tienen todo el derecho a reclamar las cantidades que se les adeudan, pero no dilapidando la memoria de una persona que, mientras no se demuestre lo contrario, ha perdido la vida en trágicas circunstancias. Y sobre todo, su familia tiene derecho a descansar mentalmente, a estar tranquila y a tratar de seguir hacia adelante sin más trabas que las que te pone por delante la propia vida. Quizá Jenaro esté leyendo estas líneas a través de internet desde algún lugar del mundo. O quizá esté en el fondo del mar. Su familia sigue aquí. Respetémosla.

BARBACOAS RENTABLES

Reconozco que personalmente el tema de las barbacoas del Trofeo no me gusta. En sí, la historia no está mal. Se trata de convivir todos -o casi todos- juntos por una noche en la playa al calor de las brasas y con unos pinchitos de por medio. El problema es que como casi todos los actos masivos, acaba degenerando y pasa a convertirse en un botellódromo, un meódromo y varios ódromos más. Simple y llanamente la mayor parte de los participantes no respetan las mínimas normas cívicas exigibles y aquello desvaría. Lo cual es una pena, porque no deja de ser un rentable negocio para buena parte de los comerciantes de la ciudad. Carnicerías, panaderías, pequeños almacenes, grandes supermercados... aumentan considerablemente sus ingresos ese día, en el que se generan unos gastos que rondan el millón de euros. Quizá estaría bien insistir en la educación, apelar al civismo de todos, y seguir apostando por una fiesta que una vez al año no hace daño. Quizá.

MÁS CRISIS

Lo de la crisis es un tema más que recurrente. Todos la padecemos, aunque unos más que otros. Como siempre, los que más la sufren son los que menos tienen. Que se lo digan a esos obreros que madrugan cada día para venir desde Villamartín a trabajar a una obra en el Cerro del Moro y que no ven un euro desde hace casi dos meses. Eso sí, han cogido el toro por los cuernos, se han plantado, han alborotado el patio a través de los medios y parece que mañana van a cobrar lo que se les adeuda. Sólo exigen lo que es suyo. Unos salarios que en su mayoría no pasan de los 900 euros y sin los cuales simplemente se morirían de hambre. Confiemos en que realmente la empresa cumpla con su obligación y seguro que entonces ellos lo harán con la suya.

Y otro de los que la está padeciendo bien es José Manuel Domínguez, un transportista gaditano al que cierto día le robaron todo el gasóleo del tanque de su camión. Una banda de cacos le agujereó el depósito y le birló combustible por valor de 700 euros. En mis tiempos se hacía con los vespinos y un tubito. Ahora, con la crisis y el abusivo precio del petróleo, ya es a gran escala. En la provincia se han disparado los robos de este tipo. Una gracia que a José Manuel le ha costado tres meses de trabajo sólo para poder pagarlo.

INDESEABLES EN LA RED

Muchos delitos cambian con los tiempos. Si el alto precio del combustible provoca que aumenten los robos del mismo, la implantación de internet en nuestras vidas cotidianas también trae otros peligros. Esta semana nos ha tocado vivir de cerca -en Jerez- el caso de un ceutí que citó a una niña de 14 años engañándola a través de un chat para abusar de ella sexualmente. Un indeseable que además ya había coaccionado meses antes a varias niñas para que se desnudaran delante de una webcam.

Será porque servidor es padre de dos niñas y este tema le toca especialmente la fibra. Pero les aseguro que si me dejan solo en una habitación con el tal J.M.O.C. la webcam se le iba a introducir accidentalmente por donde usted ya sabe. Hay asuntos en los que, de verdad, habría que replantearse lo del cumplimiento íntegro de la penas. No sólo con De Juana. Que también.