ESPAÑA

Las familias de los muertos en Barajas creen que sólo el juez llegará a la verdad

El Comité de Empresa de Spanair desconfía de la aerolínea y decide analizar su actuación previa y posterior al siniestro

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Los familiares de las 154 víctimas mortales del accidente de Barajas ya sólo confían en la investigación judicial para aclarar por qué se estrelló el MD-82 de Spanair, y asumen que eso sólo ocurrirá dentro de meses, cuando concluyan los trabajos de la comisión internacional que analiza los restos del aparato. La justicia y la profesionalidad de los equipos forenses y de la Policía Científica son ahora las únicas esperanzas de las familias para conocer toda la verdad y recuperar cuanto antes los restos de los suyos.

A tres días del siniestro del JK5022 de Spanair, la compañía sigue sin dar respuestas a las víctimas. Las reuniones informativas han sido infructuosas y, ante las evasivas de los portavoces de la sociedad, los perjudicados sólo confían ya en los investigadores.

«Confiamos plenamente en el trabajo de la Policía Científica y no tenemos dudas de que los que nos metan en cada uno de los féretros serán los restos de nuestros familiares», dijo ayer Ismael Rodríguez, asesor jurídico del Ayuntamiento canario de San Bartolomé de Tirajana, de donde era edil Laudencio García Martín, amigo suyo y fallecido en la tragedia.

Los afectados no contemplan la posibilidad de que en este proceso se repitan los errores de identificación cometidos durante las filiaciones de los 62 militares que perecieron hace cinco años en Turquía en el accidente del Yakovlev-42. «Si alguno tiene dudas de que hay otro Yak- 42, éste no es el caso; en nuestro caso solo está identificado Laudencio, si nos hubieran querido engañar ya nos habrían dado cuatro cajas», explicó el abogado, que aún está a la espera de recibir los restos de la esposa y los dos hijos del concejal, que siguen sin ser reconocidos.

Tono sombrío

El tono de los familiares es mucho más sombrío cuando hablan de Spanair. «Paripé para taparnos la boca» o «cachondeo» son algunas de las expresiones que utilizan para definir las reuniones que sostuvieron el viernes y el sábado con varios responsables de la aerolínea. «Lo único que responden es que no saben o que están investigando», comentan indignados ante la falta de respuestas de sus portavoces.

También están enfadados por la tardanza de Spanair en hacer pública la lista del pasaje y por el hecho de que nadie contestara al teléfono que habilitó la empresa para atender a los afectados.

Otra pregunta que atormenta a varios familiares es por qué quienes quisieron abandonar la aeronave tras el primer intento frustrado de despegue no pudieron hacerlo.

La aerolínea informó ayer de que, ante la falta de normativa, es el propio piloto quien tiene la potestad para permitir que un pasajero se baje.

Lágrimas, improperios y más rabia fueron el resultado de este tipo de aclaraciones.

El comité de empresa de la aerolínea anunció ayer que ha comenzado a recabar informes para fiscalizar la actuación de la compañía en las horas previas y posteriores al desastre, por si hubo irregularidades.

Calma y llanto

En el hotel Auditórium de Madrid, los familiares de los fallecidos pasan en cuestión de segundos de la aparente calma al llanto desatado. Una llamada de pésame, un abrazo o una frase de condolencias dispara las lágrimas en quienes siguen a la espera de recibir los restos de sus seres queridos. «No sabemos nada», lamentan.

Muchos comparten su malestar en improvisadas tertulias, actitud que los psicólogos les han recomendado para ayudarles a exteriorizar su pena. Otros, se refugian en apartados rincones para digerir la tragedia en soledad.

De pronto, algunos son convocados al cementerio de La Almudena para cumplir el doloroso trámite de identificar a sus muertos y retirar los restos para su traslado a sus lugares de origen.

Cansados, afligidos, acompañados por psicólogos, asistentes sociales y voluntarios con petos naranjas y amarillos, confiesan que quieren terminar «cuanto antes» para iniciar la fase de duelo.

Son los más afortunados, pues la angustia es mayor entre quienes esperan torturados por el temor a que los restos de sus allegados nunca aparezcan.

El hotel Auditorium acogió por la mañana una misa funeral en recuerdo de todas las víctimas, a la que asistieron gran número de familiares. La noche anterior habían celebrado una reunión en la que valoraron la posibilidad de formar una asociación, como hicieron las víctimas del Yak-42, para defender sus intereses y reclamar lo que les corresponde.

Sin embargo, no consiguieron ponerse de acuerdo. El abogado Ismael Rodríguez explicó que entre los afectados no hay ningún interés por asociarse.