ENTREGA. Bárbara se confiesa «obsesionada» con el libro. / T. S.
BÁRBARA G. RIVERO ESCRITORA

«Con este libro pretendo que los jóvenes tengan más inquietudes»

La escritora acaba de publicar 'Laila Winter y las Arenas de Solaïre' En su primer libro narra la historia de una adolescente con el cabello verde

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-¿Cuánto tiempo ha costado Laila Winter y las Arenas de Solarïe?

-Entre ocho y diez meses. Es verdad que no es mucho porque cuando empecé me puse a escribir como una locomotora. No paraba. De repente me di cuenta de que lo terminaba y eran 300 folios, que han resultado ser más de 600 páginas. No me lo podía creer. Fui la primera a la que le enganchó la historia, estaba obsesionada. Luego fue también una sorpresa que de repente me lo quisieran publicar. Todo el mundo me decía que era muy difícil para una persona que no es conocida que le aceptaran un libro. Ya no me podía creer nada más. Era todo impresionante.

-Dicen desde la editorial Almuzara que el libro va muy bien.

-No quiero creérmelo, porque soy muy fantasiosa y me pongo a construir castillos.

-Bueno, ser fantasiosa no debe ser nada malo para escribir este libro.

-Antoñita la Fantástica, poco más o menos. Lo que pasa es que el libro también lleva cinismo y algo de mala leche con respecto a lo que siempre hemos leído de cuentos de hadas. Trato de darle la vuelta.

-¿Cómo surge la historia de una chica con el pelo verde?

-Aunque uno vea dibujos animados manga con el pelo verde, en realidad nadie ha nacido con algo tan raro. Y eso le provoca un insulto. Es Laila Pelomoco. Es lo más repugnante: que parezca que tenga la cabeza llena de mocos. Pero ese color tenía que tener asociado algo mágico, fantasioso. También quería reflejar un complejo llevado al extremo, el que todos podemos tener: un simple grano miserable en la cara. También es la superación de ese complejo y el saber encontrarle cosas positivas. No va a ser un cuento de hadas sino algo más real: una chica superando sus complejos de adolescente.

-Las primeras escenas se desarrollan en un colegio interno en el Lago Lomond. ¿No recuerda a Harry Potter y Howards?

-Para nada. Las aventuras de Laila transcurren cuando sale del colegio, cuando se va de vacaciones. Igual que todo el mundo la rechaza por ese pelo verde, su padre también, inconscientemente, y la interna a los seis años. En cuanto a que esté situado en Escocia, he de decir que me gustan las cosas un poco frikis. Soy una fanática de Tintín. El Capitán Haddock bebe siempre wisky Loch Lomond y yo quería que mi historia estuviera en ese lago Lomond. Por otro lado, mi personaje favorito de toda la literatura es Milady de Winter, de Los Tres Mosqueteros. Si mi personaje se iba a llamar de apellido Winter no podía ser española, así que es irlandesa. Es un pequeño homenaje.

-En los últimos años somos testigos de un resurgimiento de la literatura fantástica.

-Yo me alegro mucho. Desde Los Cinco hasta Harry Potter no he visto una serie de novelas para chicos jóvenes que les enganchara. Había un vacío en el mercado, parecía que no interesaba escribir para adolescentes. Harry Potter me ha parecido genial. Los jóvenes están leyendo de nuevo.

-¿Es aventurado escribir un libro de 600 páginas para adolescentes o es que tenemos una idea equivocada de lo que pueden leer?

-Ahí está Harry Potter, con libros de hasta 800 páginas. El tamaño pude echar para atrás pero la letra es grande y está espaciado. Todo es empezarlo. Los jóvenes sí leen. Cuando con esa edad te dicen en el colegio que te tienes que leer tal cosa, te puede abrir el camino a la literatura o cerrártelo. Si no se le tienta con algo que sea interesante, lo abandonarán al momento.

-Últimamente sabemos de banqueros o ingenieros apasionados por escribir. Y usted es médico.

-La gente tiene ganas de contar historias. Por la tele se nos bombardea con pamplinas y no hay más opciones que las que nos dan masticadas. Llega un momento en que la gente piensa que podría haber otra alternativa y se plantea contar una historia. Todo el mundo tiene el gusanillo de cambiar la realidad. Por ejemplo, si tal persona fuera de color azul marino, ¿qué pasaría? Es una tontería pero las historias vienen de buscar algo diferente a lo normal. Yo no tengo cámaras para hacer cine pero sí un papel y un lápiz para escribir.

-Y esa afición a escribir, ¿de dónde viene?

-A los 13 ó 14 años empecé a escribir y romper papeles. Antes de este libro nunca había mandado nada a una editorial, lo que escribía antes que esto era muy cursi.

-¿Habrá segunda parte con más aventuras de la chica del pelo verde?

-Si, estoy en ello, y la tengo bastante avanzada.

-¿Qué espera de Laila Winter?

-Quiero que lo lean porque me parece que todavía las mujeres jóvenes sufren muchos prejuicios y, aunque nos parezca que son muy libres y adelantadas, no lo son. Yo las tengo que atender en Urgencias y viven nuestros mismos errores. Con este libro se pueden dar cuenta de que todo no es tener un novio, casarse y adiós, hay mas cosas que pueden hacer por sí mismas. No hace falta tener hechizos mágicos ni nada. Laila lo hace todo por ella misma, lo hace con esfuerzo y consigue las cosas. Quiero que las chicas a quienes enfoco el libro descubran que hay muchas más cosas que vaguear en el sofá y dar por sentado lo que le dicen padres y amigos. Pretendo que tengan más inquietudes porque nada es fácil ni nada viene regalado, pero si uno se esfuerza, se consiguen cosas. Yo me he tenido que esforzar en mi vida. Todo lo he hecho yo y no me considero afortunada ni tocada por un don, al contrario, me considero torpe, tengo que caerme cuarenta mil veces hasta que me doy cuenta de que esto es de tal forma. No existe el proyecto rápido que lo consigas bien si no tienes dos años de esfuerzo, lo tengo comprobado, pero se consigue. Muchos jóvenes lo quieren todo muy deprisa pero las cosas bien hechas tardan tiempo. Ahora es todo rápido y antes de los 17 años tengo que atender a chicas en Urgencias y decirles que no puedo darles la píldora. Hay tiempo para todo. Aconsejo que lo lean porque a lo mejor se dan cuenta de que podrían hacer algo. Por ejemplo, Laila se enfrenta a las hadas porque no entiende que vayan todo el día de arriba a abajo con sus varitas. Pues no, dice Laila, sois todas unas cursis y esto es una porquería.

vmontero@lavozdigital.es