REPOSO. Varios clientes toman cafés y refrescos sentados en la terraza del bar Andaluía, entre la calle Columela y la plaza de Topete.
CÁDIZ

Vanguardia literaria con fabada y chocolate

El bar Andalucía, que durante años acogió a los principales escritores de Cádiz, recibe la medalla del Trimilenario

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Cada cierto tiempo aparece en la televisión que en un bar ha nacido un bebé y que un heroico camarero asistió al parto. En Cádiz, poco antes de llegar a la plaza de Las Flores, en un bar nació un certamen cinematográfico (Alcances) y, en este caso, el camarero opta por la discreción, sirve las copas y calla. En las mesas del bar Andalucía se han sentado, desde que fue asumido por la familia Rodríguez en 1946, personalidades como Caballero Bonald, Rafael Alberti o Lola Flores y su barra ha servido como foro para los políticos de la ciudad. El Ayuntamiento ha premiado esta trayectoria concediéndole la medalla del Trimilenario de la Ciudad de Cádiz, una distinción de la que su propietario, Ernesto Rodríguez de la Fuente, se enteró ayer «porque lo vi en el periódico y porque los clientes lo habían escuchado en la radio». En la actualidad, la presencia ocasional de Ian Gibson y la intermitente de Pérez-Reverte han dado el relevo a los desayunos con churros de Fernando Quiñones.

El bar (también pastelería y heladería) fue bautizado como Andalucía en 1946. Antes se llamaba La Puerta del sol y era una taberna. «A principios de siglo era una sastrería; se llamaba Las Siete Puertas pero le decían La Tienda de los Tristes porque allí no entraba nadie», recuerda Rodríguez. De aquellos tiempos sólo queda el aparador de las bebidas y la imponente terraza (la seña de identidad del establecimiento), en la que antes descansaban los artistas que iban al teatro Andalucía y ahora se sientan los turistas que vienen en los cruceros.

«La época que recuerdo con más cariño fueron los años 60. En esa época los artistas que pasaban por el Teatro Andalucía acababan tomándose algo aquí. ¿Quién ha estado aquí? ¿Ya ni me acuerdo! Lola Flores, Manolo Caracol, Marifé de Triana, Antonio Molina... algunas veces venía un tramoyista y te pedía algo y al rato aparecía Sara Montiel», detalla este hostelero de 60 años, que lleva desde los 16 años ligado a este est0ablecimiento. Desde los años 60 hasta principios de los 80, el local fue centro de reunión de la movida estudiantil. «Había gente de Suramérica, había muchos árabes, y nunca hubo ningún problema... salvo con las redadas de los grises». Rodríguez evoca una de las anécdotas vividas en esa época convulsa: «Un día, todavía en tiempos de Franco, llegó la Policía y nos cerró el bar para pedirle la documentación a los que estaban presentes; tuve que esconder a dos clientes socialistas amigos míos, uno tras unos cubos de basura y el otro salió por la ventana». Con la llegada de la democracia fueron llegaron los políticos que discutían allí en futuro de la ciudad: «Después de Jerónimo Almagro han seguido viniendo políticos, como Teófila, Chaves, Román, Carlos Díaz...».

Comedor turístico

En su última etapa, la actual, el bar restaurante terraza está centrado en los turistas, «que son los que dejan dinero» y ha dejado de ser punto de reunión. A sus 14 metros de barra suelen acudir los visitantes que llegan en los cruceros. «Aquí se nota muchísimo cada vez que llega un barco», indica José Antonio Cantero, cocinero del local que lleva 18 años trabajando en el Andalucía. «La crisis se está notando un poquito, este año se están viendo menos turistas», incide. Las cartas, pensando en el turista, «tienen la foto de toda la comida, para que no haya diferencias con el idioma. Eso sí, entre los turistas el mejor es el español, porque pide más y mejor comida; el extranjeros come rápido y, casi siempre, una pizza o hamburguesa», explica el dueño del bar. Cantero conoce bien las preferencias de los clientes: «Los gustos de los guiris no suelen ser muy diferentes de los de la gente de España. Eso sí, comen mucho más temprano. Pero a veces te llevas sorpresas... como la vez que me pidieron para comer una fabada y un chocolate».

aglatorre@lavozdigital.es