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sucesos

1.000 euros falsos por 300 reales

La partida de billetes incautada por la Guardia Civil destaca por la calidad de la falsificación

s. tubio
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La banda de senegaleses desmantelada por la Guardia Civil en el marco de la 'operación Falu' había logrado introducir en el mercado billetes falsos de gran calidad que no fueron detectados durante meses. Así, pese a que la base de operaciones de esta red estaba en Sevilla, fueron unos empresarios de Arcos los primeros en denunciar que habían sido engañados con dinero falsificado.

Esas denuncias dieron origen a la citada operación, difundida esta mañana por la Comandancia de Cádiz. Las primeras víctimas de estas falsificaciones eran comerciantes. Los 'pasadores' –como se conocen a las personas encargadas de poner en circulación la moneda falsa¬- suelen cambiar ese dinero a través de pequeñas compras. Pagan con los billetes falsificados y obtienen el cambio en dinero de curso legal.

De los 32 detenidos, 20 se encargaban de realizar esa función. Todos ellos son de nacionalidad española y tras pasar a disposición del juzgado nº 3 de Arcos, quedaron en libertad con cargos. Fuentes de la Benemérita confirmaron que en la decisión judicial ha pesado que todos ellos tienen domicilio conocido. Además su función era subordinada y no formaban parte del núcleo duro de la banda que traía la moneda falsa del extranjero, la introducía en territorio nacional y la vendía a estos 'pasadores'.

Las conversaciones que mantenían las realizaban en «wolof»

De esas misiones se encargaban los doce miembros de la organización, que han sido enviados a prisión. Son ciudadanos senegales que según la Guardia Civil obtenían importantes beneficios con la venta de moneda falsa. Gran parte de lo recaudado lo mandaban a su país de origen a través de los servicios de envío de dinero.

Los 'pasadores' acudían a esta banda para comprar moneda falsa y poder colocarla en los negocios o en algún caso revenderla a tercero, constituyendo toda una cadena de negocio ilícito. La organización tenía estipulada una tarifa de remesas de 1.000 euros falsificados a cambio de 200 ó 300 euros de curso legal. Un precio que obedecía a la buena calidad del material como pudieron comprobar los agentes tras incautar 60.000 euros.

Entre estos compradores de dinero falso hay una mujer de Los Palacios, a la que le imputan también un delito contra la salud pública al encontrarle droga dispuesta para la venta en su domicilio.

Esta presunta traficante al por menor compraba remesas mayores a la banda de los senegales y había montado su pequeña sucursal de venta de billetes falsos. Los investigadores descubrieron que ella había elevado la tarifa a 450 euros por 1.000 falsificados.

Cambio para droga

Además, ella también hacía uso de ese material para comprar los estupefacientes o para devolverle el cambio a los toxicómanos que iban a su casa a adquirir droga.

Un portavoz de la Comandancia subrayaba la «enorme» dificultad con la que se toparon los miembros del Equipo de Delitos contra el Patrimonio de la Guardia Civil para poder identificar a los miembros de la banda. Son de la etnia Wólof que tiene su propia lengua nativa con la que se comunicaban entre ellos.

La Comandancia, a través del Ministerio del Interior, cuenta con una empresa de traductores de Granada que tuvo que localizar a un especialista en esta lengua minoritaria para que pudiera traducir las conversaciones de los sospechosos.

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