Mercedes Alaya
Mercedes Alaya - Juan José ÚBEDA
tribunales

La metamorfosis de la juez Mercedes Alaya

La juez parece haber cambiado de talante; está más tranquila, mejora su relación con los abogados y no se queda hasta las tantas

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Mercedes Alaya esta distinta , ¿que tendrá la juez más famosa de España?. Así, a bote pronto puede parecer la misma pero la instructora de los ERE parece haber cambiado. Sera porque está a la espera de que el Tribunal Supremo resuelva sobre la exposición razonada de los ERE (cuentan que ha llamado varias veces al alto tribunal para preguntar cómo va lo suyo) o porque está inmersa de lleno en la instrucción de una nueva macro causa (los cursos de formación ) lo cierto es que Alaya ha cambiado.

Sin duda el cambio más evidentes es de horarios. Aunque sigue sin llegar a primera hora de la mañana como otros de sus compañeros, lo que ha cambiado bastante son los horarios de las declaraciones.

Es verdad que sigue empezándolas con una hora de retraso, pero también que no las prolonga hasta la noche o la madrugad como hacía en el apogeo del caso ERE. Como mucho alarga la jornada hasta pasadas las cuatro de la tarde. Pero no más. Y, de momento, no ha enviado a nadie a la cárcel como hizo en los ERE. Aunque aún es pronto puesto que el sumario está en fase inicial.

El talante de la juez también parece estar cambiando algo. Atrás quedan los tiempos en los que obligaba a los abogados a dejar los teléfonos móviles fuera de la sala. Ahora no solo se lo permite sino que además les deja preguntar bastante más que antes. E incluso cuando un testigo se quejó de las filtraciones a la prensa salió en defensa de los abogados. Su relación con las defensas ha mejorado bastante.

Igualmente la juez no se enfada tanto como hacía antes cuando llegó a preguntar a gritos a los imputados hasta el punto de que las voces se escuchaban fuera de la sala. Ultimamente el trato con todas las partes personadas es muy cordial. Quizás tenga algo que ver el hecho de que con el fiscal anticorrupción del caso, Fernando Soto, se lleva de maravilla. No como ocurría con Juan Enrique Egocheaga y Manuel Fernández, con los que prácticamente no se hablaba.

Si los viernes eran su día favorito, hace ya varios que no lanza ningún auto bomba de esos que hacen temblar los cimientos del Palacio de San Telmo. Y también lleva meses sin una redada de las suyas.

El colmo del cambio es que la juez Alaya ha llegado incluso a saludar a varios periodistas (nunca a la que suscribe) en los últimos tiempos. Lo único que no ha cambiado en Alaya es el temor (o terror ahora que se acerca Halloween) que sus escritos despiertan en la Junta de Andalucía.

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