Chris Froome, del Sky, y Alberto Contador, del Saxo Bank, en la octava etapa entre Lleida y Andorra. / Reuters
Las expectativas que había sobre la contrarreloj han dejado la carrera más abierta que antes, pero también han aportado otros datos, al margen de los números, que van a ser importantes en el devenir de la prueba. El primero es que Alberto Contador va a más y llegará a la gran montaña mejor que sus rivales. El segundo es que Chris Froome no tiene la misma frescura que mostraba el año pasado, ni tan siquiera la que tenía en el Tour. O pega un cambio radical o irá cediendo tiempo con Contador. Hay otra cuestión importante: no va a ser fácil para muchos corredores mantener el ritmo que están sosteniendo desde que salimos de Pamplona.
Joaquim Rodríguez lleva un inicio de carrera espectacular, llamativo, pero también muy exigente. Ha peleado en todas las llegadas en alto que ha habido, menos en Valdezcaray. En la contrarreloj se entregó a tope. Hizo un Giro terrible de exigencia física hasta el final.
Algún día, Joaquim puede tener problemas. Eso sería lo normal. Alejandro Valverde podría estar de líder sin los 55 segundos que perdió en Valdezcaray.
Las bonificaciones -Purito lleva 36 segundos ganados en ese apartado-, pueden resultar decisivas. Contador es quien tiene la llave de la prueba. Tenía interés en vestirse de líder y quizá lo mejor que ha podido pasarle es que esa prenda siga en otras espaldas.
La contrarreloj ha estado muy igualada, demasiado. Las diferencias han sido mínimas y todo queda muy abierto. De momento, este jueves, en el mirador de Ézaro, ideal para Purito y Valverde, habrá nuevos segundos en juego. Fuera de su terreno, Contador, sobre todo, está aguantando. Nos queda por ver si lo de Froome es pasajero y sí Valverde es capaz de aguantar en las cimas de Asturias.
El ‘keniata blanco’ no es el mismo del año pasado, ni tampoco el del Tour, y en esas condiciones puede que el potencial que atesore en estos momentos no le valga para poder ganar la Vuelta. Es el que más signos de debilidad ha demostrado entre ese cuarteto de elegidos que se mantiene firme en sus principios.
