El ciclista británico del Sky Chris Froome es ayudado por los miembros de la organización tras cruzar la meta en la octava etapa. / EFE
¿Se convertirá en el segundo corredor inglés capaz de ganar una prueba de tres semanas? Chris Froome sigue teniendo la carrera a su alcance, pero tendrá que estar a su máximo nivel para lograrla. Sabe que su popularidad, su carisma, queda lejos del que atesora Bradley Wiggins y también que él será siempre el segundo en el equipo Sky. Wiggins es un inglés a todos los efectos, con pedigrí, y él nació en Nairobi (Kenia). Sus padres vivieron durante mucho tiempo en ese país antes de que él naciera, lo que le pudo permitir heredar alguno de los genes de los grandes fondistas kenianos.
Vivió en Nairobi, a 2.000 metros de altitud, hasta que su familia se trasladó a Sudáfrica, donde estaba a 1.800 metros. Conocía todo Kenia, pero en aquellos años, ni sabía, ni pensaba en el entrenamiento en altitud.
Froome acabó siendo muy joven en el centro de perfeccionamiento que la UCI tiene en Aigle (Suiza) y allí fue donde comenzó a pulirse como ciclista. El primer Campeonato del Mundo que corrió se acabó para él a los seiscientos metros de la salida. Era una contrarreloj y se pegó contra uno de los postes de señalización que había en el recorrido.
Atesora historias muy curiosas. En 2007 llevó durante media temporada el maillot de campeón de Kenia, un país en el que no había entonces campeonato nacional. «Llamé a la federación un día para saber qué había que hacer para llevar el maillot de Kenia en las carreras. Me dijeron que quedar campeón nacional, pero que no había», explicaba al final del pasado Tour a diferentes medios de comunicación.
Pero le dieron una solución para el ‘problema’: «Si me hacía yo un maillot negro, rojo y verde (los colores del país), me dijeron, te consideraremos campeón del país». Corría, se daba masajes y se buscaba y pagaba lo viajes. Fue el primer corredor nacido en África en correr el Tour, en 2008. Lo finalizó en el puesto 84.
Lo hizo con un equipo sudafricano, el Barloworld, que dirigía Claudio Corti, y en el que corría un ciclista español, Moisés Dueñas, que acabaría detenido por la policía francesa en Tarbes por sospechas de utilización de productos prohibidos durante el Tour.
En 2010 llegaría al Sky. Tiene fama de despistado, lo que le hizo salir en una contrarreloj con los algodones empapados en un vaso constrictor que se había puesto para hacer el calentamiento. Vive en Mónaco y está ante la gran oportunidad de su vida para poder ganar una carrera de tres semanas.
Piensa en el Tour, pero allí sabe, a la espera del recorrido que se presente en 2013, que deberá de estar pendiente de Bradley Wiggins. Tiene 27 años y cree que le quedan al menos diez de actividad ciclista. También tiene contrato con el Sky, que no contempla darle la libertad. No será fácil la convivencia entre los dos corredores.
No quiere que le pase lo de la Vuelta de 2011 o el Tour de 2012, una carrera que veía en Sudáfrica, en los años que Lance Armstrong e Ivan Basso dominaban la prueba. De momento, a Joaquim Rodríguez y a Contador los tiene por delante en la general.
